"Ladronas de almas" (2015). Juan Antonio de la Riva
Zombies en la Guerra de la Independencia mexicana
Francisco Huertas Hernández
"Ladronas de almas" (2015). Juan Antonio de la Riva
Ignacia (Claudine Sosa), Roberta Cordero (Natasha Dupeyron), María Cordero (Sofía Sisniega), Don Agustín Cordero (Ricardo Dalmacci)
Terror gore mexicano en el contexto de la Guerra de la Independencia mexicana (1815)
Juan Antonio de la Riva (1958) abordó el género de terror tras una brillante carrera como "cronista" de Durango en una serie de cintas autobiográficas -"Vidas errantes" (1985), "Pueblo de madera" (1990)- en las que la galería de personajes anclados en la idiosincrasia de la Sierra Madre Occidental se aunaba al amor al cine que vio de niño en San Miguel de Cruces.
"Ladronas de almas" (2015) es una película de zombies ambientada en la Guerra de la Independencia mexicana (1810-1821), en una hacienda indeterminada en la que sobrevive la familia Cordero, encabezada por Don Agustín (Ricardo Dalmacci), un terrateniente venido a menos, en silla de ruedas, víctima de los desmanes de los "realistas" en su lucha con los "insurgentes", que le han dejado viudo. Con él viven una mujer, Ignacia (Claudine Sosa), y sus tres hijas: María (Sofía Sisniega), Roberta (Natasha Dupeyron) y la pequeña Camila (Ana Sofía Durán) que perdió la voz por estrés postraumático, después de ver el asesinato de su madre. Indalecio (Harding Junior) es el fiel sirviente de la familia.
Un grupo de "insurgentes" entra en la ruinosa y medio abandonada hacienda de Agustín Cordero, con la secreta intención de encontrar un tesoro. Lo que no esperan es encontrar un lugar habitado por "muertos vivientes" que vigilan los arcones del oro. La oscura relación entre las mujeres de la finca y los zombies determinará una orgía de sangre, en la que la codicia de los falsos "insurgentes" -"realistas" sin escrúpulos- encabezados por el teniente Torcuato Reyes (Juan Ángel Esparza), será castigada siguiendo las reglas del género. Sus hombres -Macario (Luis Gatica), Odilón (Javier Escobar), Artemio (Jorge Luis Moreno), Patricio (Tizoc Arroyo), Cecilio (José Enot) y Jacinto (Arnulfo Reyes Sánchez)- irán sucumbiendo a la sed de sangre de los habitantes del "reino intermedio" entre la muerte (cuerpos sin alma) y el más allá (almas sin cuerpo).
El guion de Christopher Luna -profesor de la UNITEC Atizapán- pone el énfasis -como es habitual en el género- en la intriga, en el misterio y lo tenebroso, más que en la caracterización psicológica de los personajes. Puede decirse que es en la construcción de la atmósfera donde reside el pathos del film: las brumas nocturnas y el predominio de la oscuridad, bien filmadas por el operador Alberto Lee.
El espacio actúa como personaje principal. Las tomas largas inciden en la sumisión de los individuos al espacio. Planos secuencia con la cámara moviéndose (tracking shots, steadicam shots) por el derruido troje (almacén para guardar grano) donde son alojados los falsarios "insurgentes", unido al formato panorámico de la cinta, "empequeñecen", visual y psicológicamente, a los humanos concernidos.
Los diálogos tienden pues a una subordinación a la trama y la acción. Se nos dice que "otros como ustedes ya estuvieron aquí" (María Cordero), lo que advierte a los hombres armados que no son bienvenidos. La belleza y pulcritud en el vestuario de las muchachas en el comienzo del film acentúa la distancia con la suciedad de los combatientes. El "mal" en el cine puede optar por el "desplazamiento" (Verschiebung) freudiano: la belleza y la inocencia "ocultan" lo "reprimido". En este caso, el terror a los muertos y el castigo de los muertos.
De la Riva y Luna han sabido incardinar el cine de terror norteamericano de los años 40 a 60 que inspiró al director -por ejemplo, "I Walked with a Zombie" (1943) de Jacques Tourneur, donde la tensión entre lo racional (medicina) y lo sobrenatural (vudú en las Antillas) anticipa esta cinta-, dentro de una tradición folclórica mexicana -por ejemplo, La "Llorona": "espíritu de una mujer que llora la pérdida de sus hijos. Según la leyenda, La Llorona vaga por la noche llorando y buscando a sus hijos"-.
El director mexicano Carlos Enrique Taboada (1929-1997) es reconocido como una influencia en la primera incursión en el cine de terror de Juan Antonio de la Riva. Films como "Hasta el viento tiene miedo" (1968) o "Más negro que la noche" (1975) tienen a mujeres como protagonistas en grandes y aterradoras mansiones.
Los grandes y antiguos "espacios", como en el cuento de Julio Cortázar, "Casa tomada" (1946), en el que unos hermanos sienten la "presencia" de una "fuerza invisible" que se apodera de su casa y los expulsa. A diferencia del terror psicológico del relato, el cine de zombies "revela" cuál es esa "fuerza maléfica oculta": los muertos caníbales que no pueden descansar.
El precedente de "El vampiro" (1957) de Fernando Méndez, película icónica mexicana, con el personaje del "Conde Karol de Lavud, un vampiro que se alimenta de la sangre de las jóvenes del lugar", parece claro en "Ladronas de almas", donde las hermanas Cordero -ironía del guion- son las verdaderas vampiras, más allá de los "esclavos zombies" a su servicio. El film pionero de Méndez presenta similitudes con el de Juan Antonio de la Riva en su puesta en escena, "conocida por su estilo atmosférico, su uso efectivo de la iluminación y su capacidad para crear una sensación de suspense".
El "muerto viviente" -término que el director prefiere a "zombi"- es un "monstruo" (DRAE: "ser que por su figura o aspecto causa asombro y espanto", "hecho, suceso o cosa no ordinarios, que parece contravenir las leyes naturales", "hombre o animal deforme o que ha nacido con alguna monstruosidad"). La "monstruosidad" como "alteridad" de la "racionalidad" (orden, claridad, belleza, bien y verdad) introduce en los sentidos, imaginación y entendimiento humanos el caos, la oscuridad, la fealdad, la maldad y lo ininteligible, que es aún peor que lo falso, por ser "desconocido".
En una entrevista en "Milenio" en 2017, Juan Antonio de la Riva explica: "Los monstruos definen los miedos de cada época, y los zombis o muertos vivientes reflejan que vivimos en una época deshumanizada. Si revisamos el entorno que nos rodea, creo que nos hemos ido deshumanizando".
La historia está narrada con ritmo ágil, que se acelera -quizás en exceso, aunque esto es habitual en el género- tras las primeras muertes.
Algunos aspectos del guion están claramente sin desarrollar: la vertiente religiosa (Agustín Cordero lee la Biblia en latín en una escena, observado por los falsos "insurgentes"); la vertiente erótica, de enorme potencial en el cine de terror (la presentación de las chamacas sin desnudos o la agresión sexual de los "realistas"), apenas se insinúa; el conflicto entre lo "racional" y lo "sobrenatural" no queda resuelto en favor de lo "racional".
Probablemente puedan rastrearse influencias de "The Exorcist" (1973) de William Friedkin, que abrió el camino al "Gore", popularizado en la década de 1960 y triunfante en los 70s y 80s con películas como "Night of the Living Dead" (1968) de George A. Romero, y "The Texas Chain Saw Massacre" (1974) de Tobe Hooper, en las cabezas cortadas, chorros de sangre, ojos arrancados y demás mutilaciones violentas, que sitúa a "Ladronas de almas" en un espacio del terror cercano al gore, aunque su autor no lo pretendió.
Un aspecto deficiente es la banda sonora de Diego Herrera, poco adecuada y plana, para una película tan bien ensamblada y narrada.
José Luis Salvador Estébenez reflexiona con notable penetración, señalando que en "Ladronas de almas": "los problemas que vive el país en la actualidad están asociados a un pasado construido sobre la violencia y la muerte... (como aparece en un) film mexicano de 2010, "Somos lo que hay" de Jorge Michel Grau... Esta mirada nada complaciente hacia el surgimiento del país es representada por las tres hijas del terrateniente, quienes, una vez convertidas en asesinas por las circunstancias, no dudan en eliminar a cualquiera que amenace su bienestar. De ellas es significativamente la hermana pequeña la que mejor represente esta circunstancia: una niña a la que los hechos violentos que ha presenciado, además de hacerle perder el habla, la han transfigurado en una auténtica psicópata, erigiéndose en una metafórica representación de cómo la violencia que azota en la actualidad a México está inscrita en su propio ADN como nación".
El ser humano, definido como "animal racional", se encuentra interpelado por el misterio de la muerte, el miedo a los muertos, y la atracción por el abismo de lo insondable. El arte ofrece la posibilidad de experimentar ese escalofrío a través de la literatura y el cine. Juan Antonio de la Riva se ha acercado con oficio y talento a este mundo, dando un "toque mexicano" a su historia. Ver esta película nos sitúa en una tradición cinematográfica del gusto por lo horrible, porque, a fin de cuentas, nuestra vertiente "irracional" está en nuestro interior, y eso es lo que realmente nos aterroriza.
Francisco Huertas Hernández
Lunes, 1 de enero de 2024
Ladronas de almas
2015
México
Director: Juan Antonio de la Riva
Guion: Christopher Luna
Productor: Daniel Alonso
Productor ejecutivo: Marcela Odriozola Guajardo
Productor asociado: Cucuy Odriozola
Productor ejecutivo: Paloma Padilla Silva
Música: Diego Herrera
Director de Fotografía / Operador: Alberto Lee
Edición / Montaje: Óscar Figueroa
Diseño de vestuario: Fernanda Vélez
Departamento de maquillaje: Juan Méndez
Jefe del departamento de maquillaje: Juan Francisco Méndez
Maquilladora: Karina Espinosa Monroy
Director de Segunda Unidad / Subdirector: Mario Guerrero
Departamento de arte / Escenografía: Eduardo López, Marlene Rodríguez
Departamento de sonido: Miguel Ángel Molina, Talía Ruiz, Miguel Sandoval
Efectos especiales: Pedro González
Departamento de Cámara y Electricidad: Chels Briseño
Segundo asistente de cámara: Iván Martínez
Departamento de casting: Ximena Issa
Departamento editorial: Edgar Flores Ogarrio, Mayra Mendoza Villa
Supervisor musical: Leoncio Lara
Departamento de Guion y Continuidad: Raquel Venegas
Agente de prensa: Beto Cohen, Claudia Del Castillo
Asistente de producción: Jocelim Garibaldi
Post-producción: Aurelio López
Reparto:
Sofía Sisniega: María Cordero
Natasha Dupeyron: Roberta Cordero
Ana Sofía Durán: Camila Cordero
Ricardo Dalmacci: Don Agustín Cordero
Javier Escobar: Odilón
Luis Gatica: Macario
Juan Ángel Esparza: Torcuato
Jorge Luis Moreno: Artemio
Arnulfo Reyes Sanchez: Jacinto
Tizoc Arroyo: Patricio
José Enot: Cecilio
Harding Junior: Indalecio
Claudine Sosa: Ignacia
Pablo Valentín: Capitán Arroyo
Marcela Odriozola: Ana María
Estanislao Marín: Zombi
Bibliografía:
7 comentarios:
Es una muy buena cinta de terror
Ha hecho usted un análisis muy completo. Le felicito
Gracias lector
Mucho éxito, Maestro.
Increíble tu reseña profesor! Me ha impactado.
Saludos y un abrazo.
Gracias amiga. Pronto estaré en México
Ellas si tuvieron almas , antes de que esos indeseables " se la arrebataran.
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