viernes, 22 de marzo de 2024

Individuo & Totalidad (XV). Biografía y Bibliografía. ¿Por qué hay que leer libros? Francisco Huertas Hernández

Individuo & Totalidad (XV)
Biografía y Bibliografía. ¿Por qué hay que leer libros?
Francisco Huertas Hernández

¿Mi biografía o mi biblioteca?
20 junio 2022
Fotografía: Francisco Huertas Hernández

 "¡Leer es innegociable!", sentenció el profesor Francisco Jarauta Marión en una conferencia, al contar una anécdota familiar: su hija había dejado a su pareja por varios motivos, y acababa diciéndole a su padre: "Y además, no lee". No leer no es causa de separación entre la mayor parte de los mortales, pero, a lo mejor, sí entre los que necesitan la lectura como alimento del espíritu, porque el espíritu tiene la rara vocación de la inmortalidad, y leer es revivir a los que murieron físicamente, pero viven en nuestros espíritus, iluminando algún rincón oscuro, porque nos hacen "vivir", "imaginando", "sintiendo" y "entendiendo" más allá de nuestros límites físicos. Leer es vivir dos veces... o tres, o mil...

 En una civilización de la imagen, como la nuestra, la mayor parte de los profesores se han sumado alegremente al culto a lo instantáneo, lúdico, digital y emocional. Uno de estos docentes escribe en Facebook: "La palabra escrita va desapareciendo en sus hábitos cotidianos (de los alumnos). Se expresan oralmente y en formatos audiovisuales... (Los alumnos) perciben como una obligación educativa inútil el escribir (y el leer)".
 
 La educación visual, interactiva, tecnificada y eficiente promovida por la Agenda 2030 hace innecesaria la capacidad lectora y comprensiva, la que permite "vivir dos veces", imaginando -con palabras- y entendiendo a quienes nos precedieron, o a quienes piensan y escriben sobre aquello que no puede ser ilustrado. ¿Saben ustedes por qué los diccionarios escolares llevan dibujos? Porque los niños aún no pueden entender, ya que su capacidad de razonar no se ha desarrollado. Nuestra sociedad de la información audiovisual, llena de ruido y estímulos veloces, likes, memes, nos trata como a esos niños que miraban los dibujos de los diccionarios.

 La ventaja de leer libros en papel, en "formato físico" -como se dice hoy con desfachatez-, no es tanto el factor "sensitivo-perceptivo" -escuchar el susurro del paso de las páginas, deslizar la yema del dedo por su superficie, marcar con lápiz anotaciones o subrayar, oler los ácidos orgánicos, tintas, adhesivos, moléculas orgánicas volátiles de su materia, y, mirarlos como quien mira algo valioso y bello, deslumbrante y evocador- como el "poder convertir tu bibliografía -libros leídos- en biografía". ¿Convertir una "totalidad" siempre inacabada en una "individualidad"? ¿Somos -en parte- lo que hemos leído?

 Apenas se recuerda lo leído en "formatos no físicos". Si nuestra "identidad individual" se forma -y forja- en la lectura de otros espíritus, éstos perviven en nuestra memoria, porque han sido espíritus "encarnados" en papel y tinta.

 La palabra que habla, interpela y pregna el espíritu es duradera, como el libro. Cuando YouTube haya censurado o desactivado los video resúmenes de Platón y Dante, cuando se hayan perdido para siempre los pensamientos dejados en Facebook o Twitter, cuando todas estas empresas, simplemente, ya no existan, seguirán los tomos impresos en las estanterías, con "El Banquete" y la "Divina Comedia", y los versos y relatos de los que amaron escribir y publicar, para vivir, casi, eternamente, en las páginas fieles de un libro.

 Ray Bradbury (1920-2012) concibió una distopía en su novela "Fahrenheit 451". En un futuro los libros estarían prohibidos y los bomberos tendrían como oficio el quemarlos. La posesión de libros sería un crimen en un mundo perfectamente audiovisual. Un bombero, Montag, siente curiosidad, y comienza a esconder libros y leerlos. Desarrolla un pensamiento hostil al sistema, y termina huyendo con los "rebeldes" a un bosque, donde habitan "hombres-libro" que memorizan los textos para transmitirlos a sus hijos y preservar la cultura, tras la destrucción de la ciudad.

 El poder profético de Bradbury va más allá de la denuncia de las dictaduras que persiguen la libertad de prensa, e imponen la censura, se centra en la muerte de la Galaxia Gutenberg reemplazada por la Galaxia Electrónica, donde la multiplicación de la información es inversamente proporcional al conocimiento. La información circula por pantallas electrónicas, e, incluso, cuando su contenido es un texto escrito, se cumple la máxima de Marshall McLuhan (1911-1980): "The medium is the message". El medio a través del cual se transmite un mensaje tiene un impacto fundamental en la forma en que el mensaje es percibido y comprendido, incluso más allá del contenido literal del mensaje en sí mismo. En otras palabras, no sólo importa lo que se dice, sino cómo se dice y a través de qué medio se comunica. Los que ingenuamente hablan de que el problema no es internet sino cómo se usa, ignoran la conformación del mensaje por el contexto tecnológico. ¿Acaso no saben que los algoritmos de las redes sociales y la IA no son neutrales? ¿No saben que las áreas corticales que actúan en la lectura de papel y las que actúan en la lectura de pantallas son distintas? El área de Wernicke y el área de Broca (áreas de procesamiento del lenguaje) apenas están presentes en la lectura digital, que presenta distracciones (hipervínculos, exceso de estímulos, publicidad, luz parpadeante...) y exige el trabajo de áreas cerebrales de atención y control cognitivo

 Como pensó el profesor Jordi, el instante en que aprehendemos nuestra vida como un conjunto de lecturas -no únicamente literarias, ya que el cine, la música y la arquitectura también son "lenguajes"- es aquel en que tomamos posesión de nuestra herencia y nuestro destino: seres que han comprendido la realidad escrita por espíritus que sólo son inmortales por habernos dejado sus libros, como nosotros deberíamos dejar los nuestros a quienes nos sucedan

Francisco Huertas Hernández
Viernes, 22 de marzo de 2024

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial

Francisco dijo...

Gracias, no me ha quedado muy bien. Quería escribir otra cosa, y no me ha salido

ACORAZADO CINÉFILO dijo...

Tendré que rehacerlo entero para la edición en libro

Anónimo dijo...

Me gustó mucho como está todo plasmado. Alberto

Francisco dijo...

Gracias Alberto

Emilio Porta dijo...


Bueno, mi comentario extenso, una respuesta y un post, ya los has visto en CINEMA MUNDI. Estás haciendo un gran libro... y estaré encantado de tenerlo, cuando lo publiques en papel, en lugar preferente de mi biblioteca. Es curiosa la identificación que me producen tus escritos. Bueno, es una suerte. En uno de mis últimos libros publicados, Banderas rotas, hay un relato que se títula Farenheit y que te encantaría, eso creo. Me falta tener tu dirección de mail porque no utilizo whats app (es parte de mi pequeña rebeldía, je, je) pero sí mucho el correo. Mi dirección de mail es emilioport@hotmail.com Envíame un correo a esa dirección con la tuya, por favor. Nos servirá para algun intercambio fuera del blog y de Cinema Mundi. Gracias..

Francisco dijo...

Gracias Emilio. Sí, es verdad. Leer es escribir de nuevo en el alma.

Francisco dijo...

Tengo que buscar tus libros

Francisco dijo...

Puedes escribir a bachilleratocinefilo@gmail.com

Francisco dijo...

Un gran abrazo Emilio

Francisco dijo...

Pero descubro que publicaste en Incipit como yo

Anónimo dijo...

Muchas gracias. Muy bueno. Y cierto.

Anónimo dijo...

Verónica M. Capellino Rando

ACORAZADO CINÉFILO dijo...

Gracias Verónica por tus palabras