domingo, 19 de mayo de 2024

"Sinatra" (1988). Francesc Betriu. Un perdedor en la Barcelona preolímpica. Entre el realismo sórdido y el cómic lumpen. Francisco Huertas Hernández

"Sinatra" (1988). Francesc Betriu
Un perdedor en la Barcelona preolímpica. Entre el realismo sórdido y el cómic lumpen
Francisco Huertas Hernández

"Sinatra" (1988). Francesc Betriu
Antonio Castro "Sinatra" (Alfredo Landa)
Bebiendo de perfil en un bar de la calle Hospital de Barcelona. La mirada del "perdedor". La soledad del "perdedor"
















"Sinatra" (1988). Francesc Betriu


 "Sinatra" (1988) es una olvidada y espléndida película de Francesc Betriu que sigue fielmente la novela "Sinatra. Novela urbana" (1984) de Raúl Núñez (Buenos Aires 1946 - Valencia 1996). Pertenece este film a ese género en que la ciudad emerge como protagonista. Aquí es Barcelona. Francesc Betriu Cabeceran (Organyà 1940 - Valencia 2020), director especializado en adaptaciones literarias, quiso contar la historia de un hombre vulgar y sin suerte -Antonio Castro, imita a Frank Sinatra en un cabaret- que sirve de hilo conductor para mostrar el mundo de la noche barcelonesa en el Barrio Chino (Raval) antes de los Juegos Olímpicos de 1992, con un tono que oscila entre el realismo sórdido y el esperpento grotesco del cómic underground.  

 El arquetipo del "loser" (perdedor) es típico del cine norteamericano, pero a diferencia de éste, el tipo ibérico, encarnado magistralmente por Alfredo Landa, carece de carisma, talento, voluntad y belleza. Aunque la vida de Antonio sólo se mueve a impulsos de otros, él, en busca del triunfo que se le niega, será testigo pasivo de una galería inverosímil de personajes desarraigados. Un viaje como el de Dante y Virgilio por los círculos infernales de la soledad, la marginalidad y el desamor.

 La película declara su intención en el plano inicial. Un imitador de Groucho Marx (Joaquín Sabina) canta "Gracias por venir a la función. No se alarmen que no habrá más chistes. La historia que les contaré quién sabe si es alegre o triste, si es inventada o pudo suceder...". Por el escenario del cabaret desfilan parodias transformistas de Marlene Dietrich y Lola Flores, hasta que llega "Sinatra" (Alfredo Landa) cantando desafinadamente "Extraños en la noche". El pobre hombre es abandonado por su mujer (Mercedes Sampietro), que trabaja en un bar poniendo copas. De la Bodega Apolo (calle Nou de la Rambla, 113) salen la mujer y un hombre. Sinatra los espía. Las luces de neón de la discoteca Studio 54 (Av. del Paral·lel, 62) sitúan el escenario urbano: noche y trasnoche en el corazón oscuro de la urbe. Sinatra les sigue hasta una pensión y confirma que su esposa le es infiel. El antihéroe fuma sin parar y bebe cognac en bares mugrientos. Deambula por el puerto, mira la foto de boda y el lecho, cierra su casa de extrarradio y tira las llaves a la alcantarilla. "Perdí mi casa y dinero, como una sombra fui de aquí para allá, extranjero en mi propia ciudad. ¿Sinatra dónde vas? Con un roto en el corazón, por el boulevard de la desolación. ¡Qué mal vas! Perdido entre la gente, y sin nadie a quien abrazar, ¿dónde vas?" canta Joaquín Sabina en un blues, mientras Antonio Castro abandona casa y trabajo ("La Voz del Paralelo") y se refugia en una ficticia pensión (La Luna) de la calle Hospital. Vemos el Bar Mendizábal, en la esquina de Junta de Comerç con Hospital. Sinatra vaga por la ciudad en busca de una última oportunidad. Sabina entona "¿Quién me ha robado el mes de abril?": "En la posada del fracaso donde no hay consuelo ni ascensor, el desamparo y la humedad comparten colchón...". Una estética de cine noir llena de neones a través de la ventana, humo de cigarrillos y héroes solitarios fracasados perdidos en la ciudad presenta a Sinatra esperando un sueño en la cama de la pensión. Ya sabemos que sobre Landa recaerá todo el peso de la narración y de la vida. Cigarrillos, copas, máquinas tragaperras. Ramblas, Avenida de la Luz (Sonido Para El 52). Este abandono acaba de golpe cuando el dueño de la pensión, Lagarto (Luis Ciges), le exige que le pague o se largue. Se apiada y le propone quedarse de "portero de noche" en la pensión. 
 En las largas horas en la recepción lee unos anuncios de amistad en una revista y se apunta a un Club de Amistades por Correspondencia -¡aquellos tiempos sin internet!-

 En ese momento se inician las aventuras y desventuras de Sinatra. El otro portero de la pensión, Manolo (Manuel Alexandre) le relevará cuando quede con las candidatas. 
 En la Torre de San Sebastián del teleférico tiene la primera cita: Natalia (Maribel Verdú), una chica muy joven, que tiene un bebé y se ha fugado de casa. La esconde en su habitación, pero descubre que el bebé es un muñeco. Se trata de una perturbada, que acaba desapareciendo, tras la muerte del bebé. Sinatra se confundió. La mujer que le escribió no se presentó a la cita. 
 La segunda cita es Rosita, un transexual, Rosendo López (Antonio Suárez), que le lleva a su casa, y le invita a un porro. Sinatra, ya borracho, tiene la alucinación del regreso de su mujer, que le da satisfacción. La realidad es que hay otra persona en su lugar. 
 Antonio, un hombre que, sin saberlo, hace el bien a los demás, busca a Natalia por la ciudad, lo que sirve a Betriu para mostrar la noche barcelonesa en el Barrio Chino y alrededores. Ve a su mujer prostituyéndose en la calle y emprende una desalentada carrera por las Ramblas, hasta que la policía le detiene. 
 Las desventuras de Sinatra no terminan: Lagarto muere de un ataque al corazón en una discoteca, tras obligar a Antonio a que le acompañara a conocer chicas.
 La siguiente cita le lleva a Mataró a la casa de la señora Hortensia (Julia Martínez). Una escena pasada de rosca, en la que la recatada viuda le prepara una rica comida, interrumpida por su violento hijo punkie toxicómano que le roba navaja al cuello y le echa a patadas.
 Sinatra, insomne, va a un Bingo, donde conoce a una camarera, Isabel (Ana Obregón) -que ejerce ocasionalmente la prostitución-, con la que tiene una noche de amor en el Hotel Majestic, desde donde se contempla la ciudad. "¿Sabes, Isabel? Estaba seguro de que en algún momento iba a ganar. Siempre me he movido por escaleras sucias, pasillos oscuros, como una cucaracha. Nunca olvidaré este instante", dice Antonio mirando la ciudad, tras el inesperado golpe de suerte: ganar en el bingo y conquistar a la escort. La chica ya no está cuando despierta, pero él se ha enamorado.
 Natalia reaparece en la Plaza Real convertida en una heroinómana. Vuelve a la pensión con él, obsesionada con tener un hijo con Sinatra. Él, pasivamente, se presta a todo. Ahora la pensión es regentada por la hermana de Lagarto, Clementina (Queta Claver), generosa, maternal y sensual.
 Juan Cuevas Heredia (Víctor Pi), un delincuente madrileño, es otro de los contactos del Club de Amistades, y se viene a Barcelona al salir de la cárcel. Se lía con la patrona. 
 Isabel llama a Sinatra. Éste va a verla: ha sido asesinada por su macarra, el encargado del bingo, Camilo Rojas (Antonio Molino Rojo). Parodia de cine de gangsters. En la comisaría, donde pasa la noche, ve a su ex mujer, que ha declarado a su favor. Salen juntos y sus caminos se separan en el andén del metro.
 Antonio ve al verdadero Frank Sinatra por todas partes, en revistas y carteles de cine -Cine Coliseum: "Pal Joey" (1957) de George Sidney-. Es su "alter ego", su modelo imposible.
 Clementina cuida al desamparado antihéroe: le invita a una partida, le hace unos huevos fritos.
 Por fin, Begoña (Pilar Rebollar), que le ha escrito tantas cartas, llega a la cita un día lluvioso. Es una atractiva mujer con acondroplasia que quiere conocer el placer con un hombre. Antonio acepta, pero ella se emborracha y no se consuma. 
 Un "chiflado religioso, un tal Hermano Blanco Sol" (Berti Tovías) se presenta en la pensión para acabar con el demonio, que es el mismísimo Sinatra. Y Clementina lo salva desnudándose ante el psicótico para que vea quién es el auténtico maligno. 
 En el pasillo de la pensión vemos a las prostitutas, ancianos y olvidados habitantes de la noche, sobresaltados por el incidente. 
 "Tengo miedo señorita Clementina", susurra Sinatra. Se acurruca en su regazo. "Siempre ha merecido que se le quiera", dice ella. 
 El final no es muy convincente, aunque cierra la estructura circular: los imitadores del inicio (Groucho y compañía) salen del espejo y se lo llevan al cabaret. Todos hacen su función. Sinatra vuelve a ser Sinatra. Títulos de crédito.

 ¿Qué es "Sinatra"? Una parodia de cine noir norteamericano, un retrato del submundo del Barrio Chino, una amarga crónica de la soledad urbana y el fracaso de las gentes sin talento ni voluntad, una desmitificación del mundo del espectáculo, una comedia absurda de personas marginadas. Es todo eso y otra cosa. 

 En todo el ir y venir de Antonio por la ciudad se presiente un halo de derrota y alcohol, una esperanza que no llega. El Distrito Quinto, el Barrio Chino, un lugar proletario de día, y sórdido y delicuencial a la noche, que se convirtió en Ciutat Vella, ahora Distrito Uno. El estilo crudo, impúdico, tendente al paroxismo del novelista argentino Raúl Núñez, pasa a la película, en parte, porque la ternura de Landa es mucha. La transformación del actor del "landismo" comenzó en "El puente" (1977) de Juan Antonio BardemJosé Luis Garci había diseñado un cambio en la manera de actuar del actor en "El Crack" (1981), pero la adusta e inexpresiva contención del detective Germán Areta no era, pese a lo que se ha dicho, una gran interpretación del genial Alfredo Landa. El cine de Garci que se pierde entre el estereotipo americano y la cursilería no entrega personas de carne y hueso. "El Crack" es una magnífica película, pero Areta no es humano, nunca diría "tengo miedo", porque sus modelos de Hollywood no lo decían. Antonio Castro sí. Tendría que ser Paco el Bajo, en "Los santos inocentes" (1984) de Mario Camus, el rol que modeló al perdedor. Por supuesto, "Sinatra" de Betriu y Núñez, no llega a las honduras de la novela de Delibes y la cinta de Camus, pero Landa es aquí aún más frágil, y está más perdido

 Del resto del reparto sólo hay un lunar: Ana Obregón nunca fue actriz. Pilar Rebollar, Queta Claver, Julia Martínez, Luis Ciges, Manuel Alexandre están sobresalientes. Quizás sobran canciones de Joaquín Sabina, que en ese momento se hizo muy famoso. La ambientación es tan realista porque parece todo rodado en escenarios de la ciudad, lo que preserva el espíritu de la época. Y la dirección de Betriu es muy buena: los personajes emergen de la ciudad sin ser devorados por ella, todo discurre linealmente en un mundo donde no hay futuro, pero tampoco pasado. No sabemos de dónde viene Antonio Castro. En realidad, no importa. La ciudad elimina los restos biográficos. De Alonso Quijano no conocemos su infancia ni su juventud, pero sabemos cómo salía por los caminos. Eso es lo que sucede con Sinatra. Su pasado no es el suyo, es el del actor y cantante Francis Albert Sinatra (1915-1998). Sabemos que Antonio Castro no sabe ni cantar ni siquiera imitar. Ahí está su tragedia: ¿de qué sirven los modelos cuando son inalcanzables? ¿Cuando sólo la risa del espectador ante el esperpento grotesco de la torpe imitación da sentido a una vida?

 La película "Sinatra" obtuvo varios premios: Adircae a Alfredo Landa a la mejor interpretación; Premio de Cinematografía de la Generalidad de Cataluña al mejor film y director; ​Alfredo Landa fue nominado como mejor actor de cine en los Fotogramas de Plata​ y en los Premios Goya de 1989. La película fue doblada al catalán y emitida por TV3 el 4 de junio de 1990

Francisco Huertas Hernández
19 de mayo de 2024

"Sinatra" (1988). Francesc Betriu
Cartel original


Sinatra
1988
España
112 minutos
Dirección: Francesc Betriu
Guion: Francesc Betriu, Raúl Núñez
Música: Joaquín Sabina, Pancho Varona
Fotografía: Carlos Suárez
Montaje: Teresa Alcocer
Ayudante de dirección: Toni Anglada, Carlos Esteban, Mischa Muller
Producción: Enrique Viciano
Diseño de producción: Carlos Esteban, Núria Fàbregas
Productora: Ideas y Producciones Cinematográficas S.A.

Reparto:
Alfredo Landa como Sinatra, Antonio Castro
Ana Obregón como Isabel
Maribel Verdú como Natalia
Mercedes Sampietro como la mujer de Sinatra
Manuel Alexandre como Manolo
Julia Martínez como la señora Hortensia
Luis Ciges como Lagarto
Queta Claver como Clementina
Carlos Lucena como Camacho
Víctor Pi como Juan Cuevas Heredia
Antonio Suárez como Rosita
Pilar Rebollar como Begoña
Berti Tovías como Hermano Blanco Sol
Juan Torres como Pepe
Antonio Molino Rojo como encargado del bingo
Teresa Soler como putilla tatuada
Vicenç Manel Domènech como Contreras
Teresa Giménez como rubia platino
Joaquín Sabina como Groucho Marx
Lloll Bertran como mujer con idiota
Juan Viñallonga como recepcionista de noche
David Pastor como Ramón
Manuel Vancells como cartero
Jordi Bas como Rafael
Silvia Solar como mujer madura
Joan Canadell como recepcionista de día
Joaquín Gómez como guardia 1
José Luis López como guardia 2
Joan Vázquez como camarero del café de la Ópera
Eva Mariol como chica en la puerta del cine
Benito Pocino como idiota
Jordi Torras como médico

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buena. Diferente. 🌟

ACORAZADO CINÉFILO dijo...

Es verdad, esta película es diferente, y creo que gana con el tiempo. Francisco

MARCELO dijo...

Alfredo Landa siempre demostró grandeza en cada papel que interpreto. Esta película en concreto merece el respeto del tiempo y por eso ya es un capitulo notable de la historia del cine Español. Que grato tu ensayo Francisco, gracias.

ACORAZADO CINÉFILO dijo...

Muchas gracias Marcelo, por tus palabras. Sí, Landa fue un gran actor. Francisco

Francisco dijo...

Graciass

Anónimo dijo...

Qué buena película. Me encantó

Francisco dijo...

Efectivamente