El fiscal que sabía demasiado
Paco Huesca García
Programador, cinéfilo, empresario cinematográfico y promotor cultural
Alicante (Espagne)
Eduardo Torres Dulce, cinéfilo
Elegante, de buen porte, de modales refinados y cultos. Socio del Real Madrid desde la cuna. En el funeral de su amigo Fernando Herrero Tejedor pronunció unas palabras que le definen: "Vivimos en un valle de lágrimas, pero no debemos permitir que nos ahoguen".
Pero Torres Dulce tiene otra pasión: el cine. Y con esto tiene mucho que ver su vitalista mujer Lourdes. Aunque fue introducido en el cine por su madre, gran aficionada al séptimo arte. Pero con Lourdes la cosa fue a más, ya que es diseñadora de vestuario de películas. Y, encima, es sobrina del actor, y posterior director, Juan de Orduña, entre cuyos títulos figuran algunos tan sonoros como "La leona de Castilla", "Locura de amor", "Agustina de Aragón”, "Teresa de Jesús" o "El último cuplé".
Lourdes de Orduña, diseñadora
Con estos antecedentes y ayudas pudo descubrir que los procesos judiciales y el cine tienen algo en común: hay que saber controlar los tiempos. Cuando asumió el cargo por el ya ex ministro de Justicia, le espetó una condición: no aceptaría actuar al dictado ni al ritmo del Gobierno. Pero ningún gobierno quiere fiscales demasiado autónomos. El PP hubiera querido, en suma, un fiscal inclinado a proteger el vuelo de las gaviotas.
Muchos políticos escriben sus memorias, pero las editoriales deberían encargarlas a los ex fiscales generales. Lo saben todo sobre las tuberías y los desagües del Estado. Ahora, tras su dimisión por "motivos personales", se puede decir que fue un fiscal que sabía demasiado.
"¡Qué grande es el cine!". TVE. En el centro, su director: José Luis Garci. A la derecha (!), Eduardo Torres Dulce
También fue contertulio de un programa sobre cine ya desaparecido –“¡Qué grande es el cine!”- en la televisión pública. Garci dijo de él: “Eduardo es como Atticus Finch de "Matar a un ruiseñor" en donde Gregory Peck interpretaba a un abogado”. Y es que en la película de Robert Mulligan el personaje decía que no hay que dejarse llevar por los prejuicios.
Insisto, serían maravillosas sus memorias, pero no es políticamente correcto, aunque cinematográficamente, una pasada.
"The man who knew too much" (1934). Alfred Hitchcock
Imágenes: https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTcTV0UtYXjhogZ6mfXvnDWd9pf3QSZlP31DGGrJb4mWtWqIbbGeXJuBrJwY9KuXYpbU0pxKmtsIFdRs3SOnvPd2QEuYg8auAO7BAPsQ_JsIrJZb1IdJpRaONzuwttO-sacCMol7A6FmE/s1600/Galapagar+042.jpg
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