Humor y Ética
Francisco Huertas Hernández
"The Great Dictator" (1940). Charles Chaplin
"El Gran Dictador"
Jack Oakie (Benzino Napaloni) & Charles Chaplin (Adenoid Hynkel) en una de las escenas más hilarantes de esta obra maestra del cine, el humor y la ética. No puedo contener la risa. Llevo muchos minutos riéndome a carcajadas con esta imagen. El dictador de Bacteria, Napaloni -un híbrido ridículo de Mussolini y Napoleón- es colocado en una silla enana mientras que su anfitrión, el dictador de Tomainia, Hynkel, se sienta sobre un pedestal. La vanidad de los dictadores queda perfectamente satirizada.
¿Por qué "The Great Dictator" es, sin duda, la mejor película de humor y ética de la historia? Para empezar porque sale Charles Chaplin: su sola presencia llena de humor la pantalla. Los dos papeles opuestos que interpreta -el barbero judío amnésico tras una acción heroica involuntaria y el dictador sanguinario e irrisorio- son la encarnación de la inocencia y la maldad, pero ambas están tamizadas por la comedia de la representación. Como escribió Pedro Calderón de la Barca: "y es representación la humana vida / una comedia sea / la que hoy el cielo en tu teatro vea" (El Gran Teatro del Mundo) "El Gran Dictador" aúna ese humor blanco del soldado torpe, el aviador patoso y el barbero acrobático con la risa corrosiva como ácido sulfúrico que reduce a espantapájaros al déspota inhumano. El humor de Chaplin es moral porque eleva al oprimido en su condición humana y humilla al opresor en su condición inhumana
Resulta sorprendente la evolución de la palabra latina “humor”, que designaba a “cualquiera de los líquidos del cuerpo animal”, como ya en la medicina griega postuló Hipócrates. El sentido figurado trajo la acepción de “genio, índole, condición, especialmente cuando se da a entender con una demostración exterior” y la de “jovialidad, agudeza”. La alta estimación de que hoy goza el sentido del humor lo emparenta con la agudeza y arte de ingenio de Gracián, hombre no dado precisamente al humor, con su negra visión de la sociedad.
La agudeza (que viene de “agudo”, y, éste del latín “acutus”, a su vez de “acus”, aguja, del griego ἀκή, punta) es la “sutileza o delgadez en el corte o punta de armas, instrumentos u otras cosas” y la “viveza y penetración del dolor”, en sentido literal, aunque en sentido figurado tiene la acepción de “perspicacia de la vista, oído u olfato” y “perspicacia o viveza de ingenio”.
Habiéndonoslas con el término “ingenio”, al que hemos venido a parar (del latín “ingenium”; a su vez, de “gignere, genui, genitum”, engendrar) encontramos que es “facultad en el hombre para discurrir o inventar con prontitud y facilidad” e “intuición, entendimiento, facultades poéticas y creadoras”, entre otras acepciones.
En esta prolija pesquisa etimológica hemos hallado que el humor es algo que el propio cuerpo produce en forma de líquido interno, y no podremos por menos de evitar pensar en el líquido cefalorraquídeo, en la sangre, en los líquidos excretados. Hay en la lejana etimología médica de la palabra algo de fluido y viscoso, de humedad y derramamiento. Así se produce en el humor social: una especie de sopa, a veces picante, y otras amarga, que salpica la seriedad y circunspección de los bien pensantes. Perdonen la comparación, pero yo siempre he visto el humor ingenioso como un salivazo en la cara.
Hemos rastreado en la etimología los componentes líquidos, cortantes, del humor, y, en ellos, queda patente cuán lejos está éste de un proyecto moral.
En el humor brilla la inteligencia de quienes quieren ajustar cuentas con un mundo, sin duda, mal hecho y brutal; brilla la intuición de quienes superaron o desconocieron el espurio arte del razonamiento y la lógica, el espíritu de geometría pascaliano; y brilla ese líquido cristalino que fluye del cuerpo y se estampa en el rostro del otro, cortante y salino, como un relámpago que emana del verbo e ilumina la putrefacción de la existencia.
La agudeza (que viene de “agudo”, y, éste del latín “acutus”, a su vez de “acus”, aguja, del griego ἀκή, punta) es la “sutileza o delgadez en el corte o punta de armas, instrumentos u otras cosas” y la “viveza y penetración del dolor”, en sentido literal, aunque en sentido figurado tiene la acepción de “perspicacia de la vista, oído u olfato” y “perspicacia o viveza de ingenio”.
Habiéndonoslas con el término “ingenio”, al que hemos venido a parar (del latín “ingenium”; a su vez, de “gignere, genui, genitum”, engendrar) encontramos que es “facultad en el hombre para discurrir o inventar con prontitud y facilidad” e “intuición, entendimiento, facultades poéticas y creadoras”, entre otras acepciones.
En esta prolija pesquisa etimológica hemos hallado que el humor es algo que el propio cuerpo produce en forma de líquido interno, y no podremos por menos de evitar pensar en el líquido cefalorraquídeo, en la sangre, en los líquidos excretados. Hay en la lejana etimología médica de la palabra algo de fluido y viscoso, de humedad y derramamiento. Así se produce en el humor social: una especie de sopa, a veces picante, y otras amarga, que salpica la seriedad y circunspección de los bien pensantes. Perdonen la comparación, pero yo siempre he visto el humor ingenioso como un salivazo en la cara.
"To Be or Not to Be" (1942). Ernst Lubitsch
"Ser o no ser"
Tom Dugan (Bronski) interpreta a Hitler en la comedia "Gestapo" que la compañía de Josef Tura interpreta en Varsovia antes de la invasión nazi. Esta escena es otra muestra del humor ácido de Lubitsch -que escribe el guión junto a Edwin Justus Mayer-. "Heil myself" es el equivalente al pedestal de Hynkel frente al sillón a ras de suelo de Napaloni. Ambas películas son muestras de humor político realizadas en un país que se negaba a entrar en la guerra invocando su tradición aislacionista. Al tomar partido contra el fascismo tanto Chaplin como Lubitsch ponen su humor al servicio de unos valores morales
Todo ello, pues, requiere una demostración exterior, una exhibición verbal, las más de las veces, breve y certera. Esta agudeza, que no es especialmente geométrica, sino textil, enhebra el hilo del entendimiento en la aguja de la burla, para sacar punta de los defectos y vicios del prójimo. No debe olvidarse que la puntada sin hilo yerra en su objetivo, y, así, los hay que quieren hacer donaire, y no pueden sino caer en la tontería. Además, en la rueca del ingenio muchos son los que se pinchan y muchos más los pinchados. Aquí ya tropezamos con la conexión del humor y el dolor del corte punzante.
Esa perspicacia de los sentidos es la de ver y oír (quizá, oler, en los ingenios más vitales y nietzscheanos) lo que los demás no ven ni oyen, porque no hay peor ciego que el que no quiere ver. La perspicacia del bufón de corte, al que está permitido hacer luz y mostrar la podredumbre, como contrapartida a su inferioridad física y su bajeza moral. Recordemos “El Rey Lear”. Y recordemos también la relación estrecha que Gracián halló entre deformidad física y moral. La perspicacia o viveza de ingenio es la capacidad de contraengendrar una realidad invertida que los ciegos que no quieren ver han escondido. Engendrar ironías y sarcasmos es la venganza de los que no pueden engendrar otra cosa. El bufón es el espejo invertido del monarca. Y, estos engendros han de venir al mundo con prontitud y facilidad, como improvisados por mentes sagaces y sutiles, porque el tiempo juega en su contra. El chiste reído a destiempo lo desmonta y la picardía largamente meditada nace muerta y sin sal.
Sí: el humor ha de ser la intuición del mundo, no la meditación sobre él. La facultad creadora del humor engendra en el acto relámpagos húmedos y cortantes que iluminan las miserias humanas. Hay inteligencia en el humor, pero casi nunca moral.
Esa perspicacia de los sentidos es la de ver y oír (quizá, oler, en los ingenios más vitales y nietzscheanos) lo que los demás no ven ni oyen, porque no hay peor ciego que el que no quiere ver. La perspicacia del bufón de corte, al que está permitido hacer luz y mostrar la podredumbre, como contrapartida a su inferioridad física y su bajeza moral. Recordemos “El Rey Lear”. Y recordemos también la relación estrecha que Gracián halló entre deformidad física y moral. La perspicacia o viveza de ingenio es la capacidad de contraengendrar una realidad invertida que los ciegos que no quieren ver han escondido. Engendrar ironías y sarcasmos es la venganza de los que no pueden engendrar otra cosa. El bufón es el espejo invertido del monarca. Y, estos engendros han de venir al mundo con prontitud y facilidad, como improvisados por mentes sagaces y sutiles, porque el tiempo juega en su contra. El chiste reído a destiempo lo desmonta y la picardía largamente meditada nace muerta y sin sal.
Sí: el humor ha de ser la intuición del mundo, no la meditación sobre él. La facultad creadora del humor engendra en el acto relámpagos húmedos y cortantes que iluminan las miserias humanas. Hay inteligencia en el humor, pero casi nunca moral.
"Life of Brian" (1979). Terry Jones
"La vida de Brian"
Graham Chapman (Brian Cohen) intentando ahuyentar a sus seguidores enfebrecidos que le confunden con el Mesías
"La vida de Brian" es una delirante comedia inglesa de Monty Python que narra las peripecias de Brian Cohen que nace en el establo contiguo al de Jesús de Nazaret. A partir de ahí sus vidas se cruzan. La película producida por George Harrison considerada como la mejor comedia de la historia en una encuesta de Channel 4 es una sátira política y religiosa y estuvo prohibida en algunos países como Irlanda o Noruega.
El humor desacraliza porque, como escribí en 2002, es un "relámpago cortante que ilumina las miserias humanas". Y quienes han sacralizado el mundo -religiones trascendentes, e inmanentes como la economía y la política- nos quieren en la penumbra
La moral, entendida como “ciencia que trata del bien en general, y de las acciones humanas en orden a su bondad o malicia” no puede estar reñida con la inteligencia, pues ha de tener su fundamento en ésta, pero la inteligencia queda siempre subordinada al bien, al deber, a la justicia. Esto es, precisamente, lo contrario que sucede en el humor, en el ingenio, que es una exhibición de la inteligencia liberada de toda subordinación a los valores morales. Por esto es por lo que considero que el humor es esencialmente inmoral.
La iluminación brutal y punzante de las miserias humanas no está movida por la compasión o el propósito de mejora, sino por la crueldad y la pura voluntad de poder sobre los demás.
La iluminación brutal y punzante de las miserias humanas no está movida por la compasión o el propósito de mejora, sino por la crueldad y la pura voluntad de poder sobre los demás.
Hemos rastreado en la etimología los componentes líquidos, cortantes, del humor, y, en ellos, queda patente cuán lejos está éste de un proyecto moral.
En el humor brilla la inteligencia de quienes quieren ajustar cuentas con un mundo, sin duda, mal hecho y brutal; brilla la intuición de quienes superaron o desconocieron el espurio arte del razonamiento y la lógica, el espíritu de geometría pascaliano; y brilla ese líquido cristalino que fluye del cuerpo y se estampa en el rostro del otro, cortante y salino, como un relámpago que emana del verbo e ilumina la putrefacción de la existencia.
Francisco Huertas Hernández
24 de diciembre de 2002
*****
Comentarios de nuestros lectores:
- Francisco Huertas Hernández: "Bueno. Este texto que escribí en 2002 lo puedo suscribir en parte. Pero, claro, las películas que he seleccionado y comentado no se avienen bien a la tesis expuesta en ese escrito. El humor, cuya etimología está correctamente reconstruida, es algo más que inteligencia liberada de valores morales. La prueba son las películas de Chaplin y Lubitsch. El humor puede canalizarse, siendo esencialmente una intuición antilógica y amoral, contra la injusticia y la barbarie. En España hemos asistido a una contracción progresiva en la temática de los chistes populares porque la defensa de los derechos de las minorías y la dignidad humana son incompatibles con esos chistes terribles de tullidos, disminuidos psíquicos, mujeres, razas o profesiones. Esto confirmaría mi tesis -en la que sigo creyendo-: la incompatibilidad del humor puro -en bruto y brutal- con la moral, aunque hay un humor refinado que puede apuntar a la crítica moral"
7 comentarios:
Bravo
Muy de acuerdo maestro
Bueno. Este texto que escribí en 2002 lo puedo suscribir en parte. Pero, claro, las películas que he seleccionado y comentado no se avienen bien a la tesis expuesta en ese escrito. El humor, cuya etimología está correctamente reconstruida, es algo más que inteligencia liberada de valores morales. La prueba son las películas de Chaplin y Lubitsch. El humor puede canalizarse, siendo esencialmente una intuición antilógica y amoral, contra la injusticia y la barbarie. En España hemos asistido a una contracción progresiva en la temática de los chistes populares porque la defensa de los derechos de las minorías y la dignidad humana son incompatibles con esos chistes terribles de tullidos, disminuidos psíquicos, mujeres, razas o profesiones. Esto confirmaría mi tesis -en la que sigo creyendo-: la incompatibilidad del humor puro -en bruto y brutal- con la moral, aunque hay un humor refinado que puede apuntar a la crítica moral
Qué bueno. Análisis etimológico, metáforas preciosas... Pensaba que era actual y es de 2002. Me ha gustado eso de que la inteligencia está subordinada al bien, por lo de la moral, pero que el humor no, que puede ser inmoral.
Pero ahora es más difícil que no haya cortapisas y censura hacia un humor ácido e inteligente. Y no lo digo por las minorías, gente con discapacidad, maltrato, que en eso hay que tener más cuidado, normal. Lo digo porque estamos ya en una sociedad menos libre y más perseguida por redes y medios de comunicación por un Sistema cada vez más castrante del ingenio y punitivo.
El cine es un gran medio de denuncia a través del humor, está claro. Mientras pueda. Muy bueno, el artículo.
Evidentemente, Francisco, tiene un conocimiento amplio sobre los campos que se entrecruzan para formar aquello que llamamos producto cultural; en este caso, la gramática histórica, el cine, el teatro, la ética y la política. No deja de ser ingenioso que partiese de la etimología de ciertas palabras para irlas hilvanando en son de llegar a una conclusión válida. En esa vorágine de definiciones, de la cual es difícil escapar (para tomar un respiro aunque sea, se nos vienen muchos textos y películas que podrían ejemplarizar la teoría expuesta: el humor es inmoral. Felicito y agradezco, al profesor Francisco, por tan vivo artículo, el cual he disfrutado muchísimo, no sin quedar con la incertidumbre ambiciosa de qué hubiera pasado si hubiera partido de la palabra "sátira". Maese Pedro
El humor ingenioso que se burla del opresor, del estamento superior (dictador, políticos, religión) es el arma más eficaz contra el orden establecido en cual no estamos identificados ni compartimos. Esto tiene relación al humor que no es políticamente correcto. Ya en su época El gran dictador y To be or not to be fueron censuradas y no se estrenaron en España hasta que Franco murió y el gobierno español lo permitió. Era humor hiriente y políticamente incorrecto. Monty Python tuvieron problemas en muchos países con la película La vida de Brian porque atentaba a las creencias religiosas y la figura de Jesús. También políticamente incorrecto. Hace muy pocos días John Cleese, fundador, actor y miembro de este fenomenal grupo de artistas británicos, hablaba de esto mismo: Internet los problemas de crear humor que no atenten a lo políticamente correcto. Desde hace años la sociedad, gobiernos, administraciones, organizaciones cívicas, sociales, periodismo, etc. nos cuartan nuestras palabras, nuestros chascarrillos, nuestras muestras de humor irónico, ingenioso y tenemos que sufrir el mal trato, la marginación, la opresión, la falta de libertad de expresar nuestras ideas por culpa de toda esta maquinaria censuradora occidental que no interpreta bien el contexto (como dijo Cleese) de lo expresado con humor. O sea, vivimos en una sociedad occidental que les falta humor y que además es inculta porque no interpreta bien el significado del mensaje humorístico ni su contexto. He dicho.
Otra muestra sería El verdugo de Berlanga. Felicidades por el artículo.
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