viernes, 2 de mayo de 2014

“ЧЕЛОВЕК С КИНОАППАРАТОМ”, Документальный фильм режиссёра ДЗИГИ ВЕРТОВА. Del libro “1001 películas que hay que ver antes de morir”


“ЧЕЛОВЕК С КИНОАППАРАТОМ”,  Документальный фильм
режиссёра ДЗИГИ ВЕРТОВА.


 Del libro “1001 películas que hay que ver antes de morir”, coordinado por Steven Jay Schneider. Editorial Grijalbo. Barcelona. 2004








 Dziga Vertov (seudónimo de Denis Kaufman) empezó su carrera con noticiarios, filmando al Ejército Rojo en su lucha durante la guerra civil rusa (1918-1921), y exhibiendo lo rodado al público de pueblos y ciudades que subía a los trenes de agitación. La experiencia ayudó a Vertov a formular sus ideas acerca del cine, ideas compartidas por un grupo de jóvenes realizadores que se autodenominaban Кино-глаз (cine-ojo). Los principios del grupo (la veracidad del documental comparado con el cine de ficción, la perfección del ojo cinematográfico comparado con el ojo humano) conforman la película más extraordinaria de Vertov, la asombrosa El hombre de la cámara.






 En este film, Vertov combina una ideología política radical con una estética revolucionaria, y así logra un efecto estimulante, incluso vertiginoso. Los dos componentes de la realización (cámara y montaje) funcionan como compañeros iguales (y de sexo concreto). El cámara de Vertov (su hermano Mijail Kaufman, que fue operador de Jean Vigo en “L’Atalante”) rueda un día en la vida de la ciudad  moderna -lo que Vertov llamaba “la vida pillada desprevenida”-, mientras que su mujer (Elizaveta Svilova) se encarga del montaje y reformula así la vida. Al final de la película, Vertov ha explotado todas las formas posibles de filmar y montar (cámara lenta, animación, imágenes múltiples, pantalla dividida, zooms y contrazooms, enfoque borroso, fotogramas congelados) con el fin de crear un catálogo de técnicas cinematográficas, así como un himno al nuevo Estado Soviético.




La cámara empieza a rodar mientras la ciudad despierta. Los autobuses y tranvías salen de sus hangares, y las calles vacías se van llenando lentamente. La cámara sigue a los ciudadanos (sobre todo en Moscú, pero parte del metraje está rodado en Kiev, Yalta y Odessa) en sus rutinas de trabajo y ocio. La vida queda comprimida en este día, mientras la cámara fisgonea entre las piernas de una mujer para ver nacer a un bebé, espía a los niños fascinados por un ilusionista callejero, corre tras una ambulancia que transporta a la víctima de un accidente. Nuevos rituales sustituyen a los antiguos: las parejas se casan, se separan y divorcian en una oficina de registro en lugar de una iglesia.


 Vertov da forma visual a los principios marxistas con un montaje sorprendente que sigue la transformación de la mano de obra en trabajo mecanizado (las mujeres dejan de coser a mano para hacerlo a máquina, el ábaco da paso a la caja registradora), y eso ensalza la velocidad, eficiencia y entusiasmo del trabajo en la cadena de montaje. Los obreros aprovechan el tiempo de ocio recién descubierto para alternar en clubes y cervecerías subvenvionados por el estado, para tocar música y jugar al ajedrez, para nadar y tomar el sol, para saltar con pértiga y jugar al fútbol. La gente corriente de Moscú se convierte en estrella de su propia vida cuando se ve en la pantalla







1001 películas que hay que ver antes de morir”, coordinado por Steven Jay Schneider. Editorial Grijalbo. Barcelona. 2004




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