jueves, 11 de junio de 2020

"Araya" (1959). Margot Benacerraf. Poema visual de la sal. Francisco Huertas Hernández


"Araya" (1959). Margot Benacerraf
Poema visual de la sal
Francisco Huertas Hernández


"Araya" (1959). Margot Benacerraf

 Raras películas son una cosmogonía. "Araya" de Margot Benacerraf (1926) lo es. En este aparente documental -"narración poética" según la directora- se cuenta el origen del mundo. Sobre la fastuosa música de Guy Bernard (1907-1979) -con influencia de Bernard Herrmann- despunta el cielo, el agua, la tierra yerma. "Sobre esta tierra nada crecía" declama el narrador. Deslumbrantes imágenes en blanco y negro del director de fotografía Giuseppe Nisoli. "Y todo allí era desolación... Y la vida toda venía del mar". Surge la sal de las olas al batir la arena: "Y de las bodas del mar y del sol nacía la sal sobre esta tierra". "Un día unos hombres desembarcaron sobre estas tierras áridas donde nada crecía... llamaron a estas tierras: Araya". Este es el inicio de una película donde la belleza de la naturaleza y el sufrimiento del trabajo alcanzan una pureza jamás vista en la historia del séptimo arte. La directora de Caracas filmó en su segunda obra los trabajos y los días de los salineros y pescadores del pueblo de Araya, estado de Sucre, al norte de Venezuela. Con la cámara desplazándose en panorámicas amplias asistimos a las labores de extracción, limpieza y transporte de la sal de cientos de hombres y mujeres en un ritual que se repite desde hace siglos sin cambios. "En ese tiempo la sal era tan preciada como el oro". "Tanta fue la fama de Araya, que el rey para defenderla contruyó una fortaleza, la segunda de las Indias Occidentales". De la naturaleza emerge la historia humana con sus construcciones de piedra, sus técnicas para la guerra y la defensa. La cámara asciende y desciende por las piedras de la fortaleza y el narrador relata la demolición del edificio. "Bajo el sol implacable, bajos los duros cielos, ¿qué queda de Araya?" "450 años han pasado desde aquel descubrimiento hasta este amanecer. Un amanecer más, igual a tantos otros, sobre la sal, sobre el viento, sobre la tierra seca de Araya, un día más va a comenzar". Con este lenguaje de resonancias bíblicas termina la majestuosa introducción de la película.

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
Nacen los cielos

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
Nace el mar

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
...pero la tierra yerma

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
Plantas desérticas: Opuntia cacanapa

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
Caracoles marinos

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
Nace la sal de las bodas del mar y el sol

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
Una fortificación humana para defender a unos humanos de otros. Si la tierra es estéril más estériles son los designios humanos: robar, matar. La sal fue botín para los colonizadores españoles que saquearon las riquezas naturales que encontraron en el continente "encubierto", que no "descubierto". Los fuertes defensivos frente a las incursiones inglesas y los piratas (filibusteros) olvidaron siempre a los pueblos sometidos y desposeídos de su medio natural

 Los trabajos y los días: Vista aérea de las pirámides (pillotes) de sal. Hileras ordenadas de seres humanos transportan cestas (maras) de sal. "Son las seis de la mañana. Bajo el primer sol ya están los hombres de Araya en la entrega diaria de su sal". Los hombres sacan la sal de la laguna. El ritual de la sal, hoy como ayer, con la sola fuerza de los brazos y las palas. El trabajo, condición humana que transforma la naturaleza en mercancía, aún no distingue al individuo de la masa. Vemos fuerza de trabajo, lo que venden los trabajadores a los capitalistas por un salario en dinero. El primer salario fue la sal (salarium) "Oro blanco del mar. Sal lavada con el sudor de los hombres. Sal de los salineros. Duro cristal del viento". Hasta ahora el film únicamente ha ofrecido panorámicas (naturaleza), planos generales (trabajo), pero no ha alumbrado el primer plano (individuo). Y la cámara, sin embargo, va acercándose pausadamente al cuerpo, al rostro. Una celebración solar de la belleza, la fuerza de los cuerpos, que conecta con "Tabu: A Story of the South Seas" (1931) de F. W. Murnau, y "Olympia" (1938) de Leni Riefenstahl. "Gestos siempre idénticos. Noria de la sal y del tiempo, que no se detienen jamás". Las mujeres empaquetan y cosen los sacos de la sal. Luego, en camiones, la sal es llevada a los barcos.

 El texto escrito por Benacerraf y el poeta Pierre Seghers (1906-1987) -recitado por el dramaturgo José Ignacio Cabrujas (1937-1995) en la versión original, y Laurent Terzieff (1935-2010) en la francesa- acompaña el movimiento repetido durante siglos de las labores manuales con la constancia de Sísifo, en una tarea que nunca cesa: el salinero siempre tiene que volver a subir el pillote con su mara de sal, una y otra
vez. 

 La familia (los Pereda): "En la salina, cada familia trabaja en equipo. Los Pereda son cuatro. Fortunato tiene 25 años. 15 años ayudando a Beltrán en la entrega. 15 años de noches sin sueños. A Fortunato, le sigue César. Y César tiene 9 años, y un porvenir de sal delante de él. Toñico es el menor, y éste será el único recuerdo de su infancia". De la masa indiferenciada de la fuerza de trabajo brota la familia, no como unidad de afecto sino de producción. La abominable lacra del trabajo infantil se muestra con la naturalidad con que la explotación oculta su rostro en máscaras como la "riqueza" y el "progreso". El subdesarrollo de América Latina posibilitó la pervivencia -hasta hoy mismo- de la explotación infantil. Los niños no eran escolarizados ni recibían ninguna protección. Un colonialismo que no se modificó con la independencia de España. Estas salineras de Araya fueron propiedad del Estado o de caciques, pero la situación laboral de los salineros no mejoraba en ninguno de los dos casos.

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
Transportando las maras de sal a los pillotes. La sal, "el oro blanco del mar"

"Araya" (1959). Margot Benacerraf

"Araya" (1959). Margot Benacerraf

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
La planificación visual de Benacerraf va de lo universal (panorámicas de la naturaleza) a lo particular (primer plano del rostro personal) pasando por lo intermedio (plano general) que exhibe el trabajo social. Los cuerpos se van aproximando. Los poderosos brazos anticipan los rostros

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
Los cuerpos que se convierten en rostros. Los gestos siempre idénticos del quehacer de los salineros. Todavía la cámara no los ha "individuado", como dicen los filósofos. Es la etapa anterior al nombre personal. Son meramente fuerza de trabajo

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
Plano detalle. El saco cosido por manos de mujer

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
En la "división social del trabajo" de la salina, los hombres extraen, transportan, y las mujeres empacan y cosen los sacos

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
César Pereda (9 años) y Toñico Pereda (más joven aún) trabajando, extrayendo la sal de la laguna. Ejemplo del trabajo infantil en América Latina

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
César Pereda (9 años) transportando sal

 La familia (los Salazar): "Amanece también al otro lado de la laguna. Dámaso Salazar y su hijo Nemesio madrugan para ir, como dicen allá, a "cortar" la sal. Unos van, otros vienen. La salina nunca está sola". Conoceremos también los rostros y los nombres del resto de la familia: Benito Salazar, hermano de Nemesio; Petra Salazar, la madre de ambos, que "ha hecho su vida al pie de los pillotes". 

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
Nemesio Salazar. Un primer plano que individualiza (no del todo: no tiene voz) al trabajador. Tener nombre es ser individuo y persona. Los animales salvajes carecen de nombre, son especie solamente. Lo que hace a la persona son su rostro, sus palabras, sus recuerdos y sus anhelos (relatados). Las masas no tienen ninguno de estos atributos humanizadores. 
El "personalismo" del filósofo francés Emmanuel Mounier (1905-1950) distinguió varias características en las "estructuras del universo personal": a) existencia incorpórea. Aunque la persona está sumergida en la Naturaleza, la trasciende, ascendiendo al "personalizarse, y descendiendo al "despersonalizarse"; b) comunicación; c) conversión íntima, en su doble movimiento de recogimiento y exteriorización; d) "enfrentamiento" o "exposición", por los que la persona puede protestar, elegir y conseguir la libertad; e) libertad; f) dignidad; g) compromiso (engagement) que posibilita y hace fecunda la acción.
En "Araya" muchas de estas características están ausentes. El trabajo extenuante lo hace imposible

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
Benito Salazar, el otro hijo de Dámaso, en tierra, con mara de sal. Continúa el proceso de subjetivización de la película, que nunca será excesivo, porque son seres sin voz. Únicamente la cámara les nombra. El nombrarse unos a otros es el primer acto de amor que puede darse. La madre y el padre nombran inmediatamente a su bebé como señal de amor. Nombrándonos nos tratan como personas, y no como cosas. ¡Ay de aquel que no sea nombrado! La explotación laboral, la burocracia, la masa, son fenómenos de des-personalización del individuo, es decir, de in-nominación. Hasta los animales de compañía reciben un nombre como muestra de amor. Sostengo que el amor es pronunciar recíprocamente el nombre de la persona amada en el encuentro personal.
Emmanuel Lévinas (1906-1995), filósofo francés, consideró como principio de su ética de la experiencia del encuentro con el Otro, el encuentro cara-a-cara, la relación inevitable en la que la cercanía y la distancia de la otra persona logran sentirse y tener un efecto. ¡Cómo la deshumanización del trabajo -"el duro quehacer de cada día"- ha impedido al ser humano este encuentro! ¡Qué bien recrea ese tránsito de la panorámica al primer plano -escaso- Margot Benacerraf, el paso de lo impersonal a lo personal!

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
Petra Salazar, la madre de Benito y de Nemesio

 Los pescadores: "A treinta kms. de allí ya no es la cerrada salina, sino el abierto mar. Amanece también en la playa del Escarceo para los pescadores que regresan de su larga noche en el mar". Al alba las mujeres de los pescadores llegan con sus cestas a esperar el pescado. Isabel, con su hija Carmen, cargarán el pescado que trae Adolfo en su barca, "La Sensitiva". "Todo el alimento de Araya depende de estos hombres, porque en esta tierra nada crece. Y toda vida proviene del mar"

 El descanso y el hogar:
 Acabada la jornada los salineros regresan a sus casas, a veces caminando horas. Vemos las casas, de una extrema pobreza. El camión que reparte el agua llega a la aldea. "Sin manantiales, sin árboles, sin lluvia, Araya es un desierto, y el agua que viene de la costa vecina mitiga apenas una antigua sed".

 Las vendedoras de pescado: Isabel
encuentra a su primera cliente, Petra Salazar, la empacadora. Una escena en la que se escuchan las voces atropelladas de las mujeres. Se come, se hacen vasijas de barro (múcuras), se duerme. No hay lugar para la diversión. El sol. El hambre. Dios no da las semillas prometidas a esta tierra estéril. Una tierra que no es más que el borde del mar. "La sal es la única defensa de la vida en Araya". Hay que salar el pescado para que no se pudra. El amor con palabras sencillas, los volantines (papagayos) ondeando al viento, el tiempo detenido y repetido. El cementerio marino, hecho de caracoles y ciriales, donde los muertos son tan silenciosos como los vivos. Y el tiempo se repite y las tareas de los hombres y mujeres. Y una música estridente de metales nos avisa -con imágenes de progreso- del fin de una era, de un mundo...

 "Araya" es poesía. Sus gentes son hermosas como el mar y la sal, pero su tiempo, detenido en el sufrir del trabajo extenuante, se termina. Margot Benacerraf solo hizo dos películas, magistrales ambas: "Reverón" (1952) sobre la vida del pintor venezolano Armando Reverón, y ésta. Llamar "documental" al género que practicó la directora caraqueña es inexacto. "Su" realidad alcanza una elevación lírica que va más allá del origen "neorrealista" de su propuesta. "Realismo mágico" sería una definición más precisa de su obra, entroncándola con la literatura de su tierra americana: las vidas y quehaceres de los humanos que en la pantalla desfilan no solo se funden con la naturaleza, sino que crean, con sus movimientos de cámara delicados, una nueva naturaleza, una nueva realidad, donde la belleza ya no hiere nuestras almas cansadas.

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
Las mujeres e hijas de los pescadores vienen al alba a esperar la pesca para venderla. Isabel, la mujer de Adolfo, y su hija Carmen, van entre ellas. La "división social del trabajo" (fragmentación o descomposición de una actividad en tareas más elementales, así como su reparto entre diferentes personas, según su fuerza física, habilidad y conocimientos) propia de sociedades preindustriales como ésta se aceleró en el siglo XIX. Las mujeres realizaban tareas complementarias de las de los hombres. En este caso, la recogida y venta del pescado

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
Carmen recoge caracoles

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
La familia Beltrán regresa a casa, en Manicuare a 10 kms de la salina, tras un día de duro trabajo

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
El camión que reparte el agua en la aldea. Un bien escaso, en una tierra árida

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
Angélica Ortiz transporta agua desde el camión a la casa. Un bello encuadre que me recuerda el famoso plano de la puerta en "The Searchers" (1956) de John Ford

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
Isabel vende pescado a Petra Salazar y otras mujeres: corocoro (Haemulon plumierii), chicharra (Trachurus trachurus), carite (Scomberomorus regalis), tajalí (Trichiurus lepturus). La distribución de bienes básicos extraídos del medio natural implica una estructura económica primaria muy simple. Los habitantes de este territorio no tienen acceso a la carne ni a productos de la tierra (verdura, fruta). Su dieta sumamente pobre se compone de maíz y pescado

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
La alfarera que aún no conoce el torno, Luisa Pereda, la hermana de Beltrán, fabricando "múcuras" (recipiente de barro arcilloso de la familia de los cántaros, similar a la botija, de tamaño mediano, con largo y estrecho cuello y pie esferóide como en las ollas. Vasija precolombina usada para recoger, beber y almacenar agua, chicha, cereales)

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
Beltrán Pereda come en silencio el pescado. Su hermana Luisa sigue con la alfarería

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
Salando el pescado para conservarlo. "La sal es la única defensa de la vida en Araya", con su cerrada (limitada) economía de subsistencia

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
Las "múcuras" de Luisa Beltrán secando al sol en la playa. ¡Cómo Margot Benacerraf crea lirismo con esos "huevos" vacíos de arcilla frente a las olas y con el erial detrás!

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
"Los enamorados de Manicuare, ¿qué se dicen? Se dicen las palabras más simples, las palabras de siempre". Una escueta escena de amor entre volantines (papagayos, barriletes o cometas) ¡Cuánta poesía contiene esta película! Sin artificio ni sentimentalismo

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
Carmen y su abuela en el cementerio marino. "Aquí duermen los que han llevado tantas maras, pescado tantos peces. Y en este lejano lugar donde las flores se niegan a crecer son los caracoles y los ciriales (madréporas, corales de la familia Oculinidae), esas flores del mar, que las reemplazan". La muerte individual no acaba con esta forma de vida, centenaria, de dependencia absoluta de la naturaleza y del patrón. Sin embargo, la muerte social llega con el progreso

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
Cartel original

"Araya" (1959). Margot Benacerraf
Margot Benacerraf dirigiendo junto a Giuseppe Nisoli entre pillotes de sal

Margot Benacerraf (1926)
Directora de cine, guionista y promotora cultural venezolana. Fundadora de la Cinemateca Nacional de Venezuela en 1966. Autora de dos obras maestras del cine latinoamericano: "Reverón" (1952) y "Araya" (1959)

Araya
Venezuela
90 minutes
Directed by Margot Benacerraf
Written by Margot Benacerraf, Pierre Seghers
Narrated by José Ignacio Cabrujas, Laurent Terzieff (french edition)
Music by Guy Bernard
Cinematography: Giuseppe Nisoli
Distributed by Milestone Films
Release date: 1959 (Venezuela)
Cannes International Critics Prize. 1959

*****
Comentarios de nuestros lectores:

- Francisco Huertas Hernández: "¿Qué puedo decir de esta obra de arte excelsa? Solo la belleza y la verdad resplandecen en ella, pero hay tanta belleza en ella que la realidad que muestra queda transfigurada. Una belleza que trasciende el terrible sufrimiento de los trabajadores de las salinas de Araya. Hay poesía pero también denuncia, pero no panfleto. La delicadeza de la manera de filmar de Margot Benacerraf es algo coralino o auroral. ¿Por qué fuera de Venezuela, y de algunos estudiosos del cine latinoamericano, no es conocida esta autora genial? Pues por el maldito colonialismo, que parcela el séptimo arte en función de su industria. Venezuela es un gran país, pese al hostigamiento imperialista, y su cine vemos que alcanza la misma altura que el mejor cine francés, japonés, ruso o hollywoodiense. Benacerraf tuvo la mala suerte de ser mujer, venezolana y rodar solo dos películas -y documentales-. Cualquiera de las directoras anglosajonas más populares resultan estudiantes bisoñas a su lado"


- David López Salas: "Conocer estas "rarezas" es prácticamente imposible. Como bien describes en el artículo todos en mayor o menor grado, estamos sujetos a la infame "colonialidad cinematográfica", así que descubrir joyitas como ésta tiene aún más valor. Muchas gracias por dejar el enlace para ver la película. Ya he curioseado un poco el comienzo y sospecho que me va a gustar"

- Franklin Padilla: "Me comprometí con Estrella Millán Sanjuán en escribir sobre Margot Benacerraf y Fina Torres, las dos directoras venezolanas laureadas internacionalmente. Pero quiero investigar, documentarme bien para hacer algo de cierta seriedad. Con Margot es fácil irse por lo anecdótico, ella es como nuestra mamá, fundadora de la Cinemateca, amiga de Henri Langlois y de Picasso, hija de las familias sefarditas caraqueñas de más prosapia. De Fina Torres sé mucho menos. Me gustó "Oriana", pero no "Mecánicas celestes" y algo "Habana Eva". Veremos"

- Franklin Padilla: "¿Qué puedo yo decir sobre esta colocación de "Araya" en FB? Casi que me postro agradecido ante Franciso Huertas Hernández por haberla posteado. ¡Y pensar que yo esperé años para poder verla en mi país, cuando era una leyenda de la que todos hablábamos pero nadie había visto!. Creo que la versión original es la francesa con la voz de Terzieff y fue en los años ochenta cuano se estrenó en Venezuela narrada por José Ignacio Cabrujas, pero no me tomen en serio porque no estoy seguro. El canto del pescador al comienzo y al final del film me estremecen cada vez que veo la película, que gracias a Dios y a la Cinemateca Nacional tengo en DVD. pero esta copia de YouTube es muy decente aunque los subtítulos (comprensibles) molestan un poco. El texto de Huertas no desmerece la película es tan digno como ella y sabe transmitir el aliento poético del film. No, no es un documental. Tampoco es realismo mágico ni lo real maravilloso. Me parece que se mantiene en los parámetros del neorrealismo pero con el elemento poético. Si desean una etiqueta, llamémosla "neorrealismo poético". Muy cercana a "La terra trema", de Visconti. A riesgo de parecer ridículo o cursi, quiero cerrar diciendo que "Araya" es una de las pocas cosas que me hace sentir orgulloso de ser venezolano"

- Víctor M. Sánchez Pacheco: "Además de directora fue la creadora de la Filmoteca Nacional de Venezuela. Junto a Sonia Gómez son dos leyendas del cine latinoamericano, más allá de su sexo. 'Araya' ganó en Cannes la cámara de oro, ex-aequo, junto a 'Hiroshima mon amor'. Ambas marcaron nuevos rumbos en sus cinematografías y continentes"

- Víctor M. Sánchez Pacheco: "Somos un país curioso. Soy un gran amante del cine latinoamericano que adoro más que el de Hollywood mismo. El año pasado tuve la oportunidad de estudiar un máster de cinematografía y muchos de mis compañer@s eran latinoamericanos, y me sorprendió muchísimo lo poco que sabía del cine latinoamericano en comparación de lo que los latinos saben del nuestro. Están al día de todo. Tienen un sentimiento de unión cultural que nosotr@s por alguna razón no queremos tener o, simple y llanamente, no tenemos. Muchos de mis compañer@s españoles decían de la lejanía, a lo que ell@s respondían que había la misma de aquí hacía allá que de allá para acá.
- ¡Cuidado con la cubana!, de la que siento profunda admiración (máster vital en cine de alto nivel), ella engrandecía los debates de las clases cuando los profesores sacaban el listado de las mejores películas del mundo y todas eran norteamericanas y europeas, apenas había dos asiáticas, ninguna de la India o África, y Latinoamérica no existía. Enriquecedoras clases que me ofreció y aprendí a su lado.
 Sólo era una reflexión a raíz de lo que habéis comentado de no conocer a Margot Benacerraf"

- Alirio Pérez Lo Presti: "Araya es una magnífica película de Margot Benacerraf. Les agradezco mucho a mi amigo Franklin Padilla habérmela hecho llegar vía correo electrónico. Creo que Margot Benacerraf fue una mujer muy respetada y pudo disfrutar sus logros en vida. Se le reconoció tanto como se pudo y estuvo estrechamente vinculada con el liderazgo que ejerció la colonia judía en Venezuela. Muy influenciada por el neorrealismo italiano, la estética del filme va de la mano con ese movimiento artístico. De hecho, sin ambages la incluiría como una película propia del género. Sin llegar a hacer una crítica social directa, respeta las características propias de neorrealismo, siendo de un sensible contenido social que deslumbra. Cada toma es inmaculada, con una fotografía absolutamente impecable. A manera de anécdota, solía ir mucho a Araya y a Paria. La última vez que estuve en Araya, National Geographic estaba haciendo un documental sobre EL FORTÍN de Araya. En ese mismo viaje y siguiendo el progresivo desmantelamiento del fortín, habían sacado una bala de cañón incrustada en uno de sus muros y la estaban vendiendo. En los años ochenta, ese mismo fortín llegó a ser un centro nocturno en donde se presentaban grupos musicales y se bebía y bailaba hasta el amanecer. Después se convirtió un en un prostíbulo, y finalmente terminó siendo el baño público del pueblo. La película Araya termina con la transformación de una a otra sociedad, proceso que nos ha tocado vivir en carne propia. Creo que me reconcilia con mi gentilicio, por ser una película universal, como somos los venezolanos"


- Antonio Pardines: "Magnífico trabajo, Francisco. Muchas gracias por comentar y difundir esta magistral y "exótica flor", como dijo de ella el historiador venezolano Julio Miranda"


- Franklin Padilla: "De hecho, comenté que observaba una estrecha semejanza entre "Araya" y "La terra trema" del Visconti neorrealista, cuando trataba de hacer cine comprometido con el proletariado en su condición de militante del PCI. Luego se dedicó a retratar la burguesía. El episodio de la pesca a medianoche tiene el mismo lirismo del del canto del pescador con que empieza y termina “Araya”, que siempre me estremece. Gracias, Alirio, por valorar el envío y hacer el comentario"

-
Estrella Millán Sanjuán: "Sublime película con aire de documental mágico, por decirlo de alguna forma
. Bellas imágenes encadenadas, que constituyen un verdadero homenaje a esas mujeres, hombres y niños, que se dejan la piel literalmente en uno de los oficios más duros que existen por unas condiciones climatológicas extremas, debido a la fuerte insolación y contacto con la sal. Yo vivo y trabajo rodeada de marismas y salinas y cada año salgo con mi alumnado a pasear o ir en bici por ellas, para explicar el porqué de ese paisaje roturado y modificado por el ser humano. Es un paisaje muy peculiar, tiene su encanto, no es tan yermo como se narra en esta hermosa película. Sus ecosistemas son distintos a los habituales, pero los hay, la naturaleza es sabia y hace que sus especies se adapten para sobrevivir en medios hostiles y salinos, en este caso. Los pelícanos que salen majestuosos en "Araya" son sustituidos aquí por los imponentes y rosas flamencos.
 Esta película poética dignifica el duro trabajo colectivo y anónimo de estas personas que pasan su oficio de generación en generación, perpetuando sus penosas condiciones laborales y cotidianas, enriqueciendo con sus llagas, sudor y calcetines raídos a sus superiories.
 La sal es un producto natural que se extrae desde el Neolítico y perfeccionada su extracción después por fenicios, romanos y árabes en España. Medio de vida por siglos, tuvo su época de crisis, que obligó a cerrar muchas salinas, debido a otros sistemas de conservación de alimentos y otros factores. La sal ha estado ligada a la vida del ser humano desde que se tiene constancia, un bien preciado que ha sido indispensable. Emotivo regalo para esas incansables personas venezolanas que les hace Margot Benacerraf y que difundió esa luz blanca y brillante por todo el mundo en el Festival de Cannes y que ahora podemos disfrutar también con tu magnífico trabajo, Francisco. Llevaba desde enero queriéndola ver, pero siempre la posponía. Un descubrimiento"


- María Verchili Martí: "Es una hermosa película. Pausada, cotidiana, dura. Poesía visual con espíritu documental y realista. Consigue imágenes muy bonitas. El blanco de la sal le da mucha fuerza estética. Empieza y termina con el medio natural liberado, pero entre medias, el duro trabajo manual va a ser sustituído por uno mucho menos respetuoso... Las máquinas se imponen"

- Franklin Padilla: "¿Verdad que valió la pena, Estrella? Conmovedor comentario. Yo soy bastante sentimental y esas imágenes de Nemesio y de su madre, rostros curtidos, severos, callados, me hacen llorar hasta cuando las recuerdo. Hace años fuimos a Araya durante el Congreso Venezolano de Psiquiatría celebrado en Cumaná, la capital del estado (Sucre) y recuerdo que desde el barco ¡el agua de mar se veía rosada, por los cristales de sal que refractaban la luz y producían miles de microarcoiris!"

- Estrella Millán Sanjuán: "Franklin Padilla, ¡qué bonito haber estado allí! Ese color rosado lo dan un mini crustáceo y un alga que habitan en las salinas. Es precioso de ver. Es el que da el color rosa a los flamencos, pues se alimentan de esos crustáceos (artemia salina)"

- Franklin Padilla: "¡Gracias, Profe! Es una ilusión óptica porque sólo se ve de lejos, desde el barco. Al acercarse a la península de Araya el agua de mar recobra como es lógico, su transparencia"


13 comentarios:

Unknown dijo...

Extraordinaria película del cine venezolano. Gracias por difundirla

ACORAZADO CINÉFILO dijo...

¿Qué puedo decir de esta obra de arte excelsa? Solo la belleza y la verdad resplandecen en ella, pero hay tanta belleza en ella que la realidad que muestra queda transfigurada. Una belleza que trasciende el terrible sufrimiento de los trabajadores de las salinas de Araya. Hay poesía pero también denuncia, pero no panfleto. La delicadeza de la manera de filmar de Margot Benacerraf es algo coralino o auroral. ¿Por qué fuera de Venezuela, y de algunos estudiosos del cine latinoamericano, no es conocida esta autora genial? Pues por el maldito colonialismo, que parcela el séptimo arte en función de su industria. Venezuela es un gran país, pese al hostigamiento imperalista, y su cine vemos que alcanza la misma altura que el mejor cine francés, japonés, ruso o hollywoodiense. Benacerraf tuvo la mala suerte de ser mujer, venezolana y rodar solo dos películas (y documentales). Cualquiera de las directoras anglosajonas más populares resultan estudiantes bisoñas a su lado

antonio pardines dijo...

Magnífico trabajo, Francisco. Muchas gracias por comentar y difundir esta magistral y "exótica flor", como dijo de ella el historiador venezolano Julio Miranda.

ACORAZADO CINÉFILO dijo...

Gracias Toño. Exótica flor es, sin duda. Y, ahora, restaurada en alta definición luce más que nunca. El desconocimiento de esta película en España, a pesar de ser la mejor cinta venezolana de la historia prueba lo lejos que estamos de compartir una cultura común, y el sometimiento a la industria del cine, que excluye estas cinematografías periféricas

jdavdlopezsalas dijo...

Conocer estas "rarezas" es prácticamente imposible. Como bien describes en el artículo todos en mayor o menor grado, estamos sujetos a la infame "colonilalidad cinematográfica", así que descubrir joyitas como esta tiene aún más valor. Muchas gracias por dejar el enlace para ver la película. Ya he curioseado un poco el comienzo y sospecho que me va a gustar.

Wildberry continua dijo...

Sorprendente. Bellas imágenes y una magnética presentación.
Sólo conocía el nombre de la directora de oídas, pero ni siquiera conocía su origen ni nada sobre su obra. Gracias, no me la voy a perder...

Wildberry continua dijo...

Sorprendente. Bellas imágenes y una magnética presentación.
Sólo conocía el nombre de la directora de oídas, pero ni siquiera conocía su origen ni nada sobre su obra. Gracias, no me la voy a perder...

Unknown dijo...

Además de directora fue la creadora de la Filmoteca Nacional de Venezuela. Junto a Sonia Gómez son dos leyendas del cine latinoamericano, más allá de su sexo. 'Araya' ganó en Cannes la cámara de oro, ex-aequo, junto a 'Hiroshima mon amor'. Ambas marcaron nuevos rumbos en sus cinematografías y continentes.

Víctor Pacheco dijo...

Somos un país curioso. Soy un gran amante del cine latinoamericano que adoro más que el de Hollywood mismo. El año pasado tuve la oportunidad de estudiar un máster de cinematografía y muchos de mis compañer@s era latinoamericanos, y me sorprendió muchísimo lo poco que sabía del cine latinamoraericano en comparación de lo que los latinos saben del nuestro. Están al día de todo. Tienen un sentimiento de unión cultural que nosotr@s por alguna razón no queremos tener o, simple y llanamente, no tenemos. Muchos de mis compañer@s españoles decían de la lejanía, a lo que ell@s respondían que había la misma de aquí hacía allá que de allá para acá.

- ¡Cuidado con la cubana!, de la que siento profunda admiración (máster vital en cine de alto nivel), ella engrandecía los debates de las clases cuando los profesores sacaban el listado de las mejores películas del mundo y todas eran norteamericanas y europeas, apenas habían dos asiáticas, ninguna de la India, África y Latinoamérica no existía. Enriquecedoras clases que me ofreció y aprendí a su lado.

Sólo era una reflexión a raíz de lo que habéis comentado de no conocer a Margot Benacerraf.

Franklin Padilla dijo...

¿Qué puedo yo decir sobre esta colocación de "Araya" en FB? Casi que me postro agradecido ante Franciso Huertas Hernández por haberla posteado. ¡Y pensar que yo esperé años para poder verla en mi país, cuando era una leyenda de la que todos hablábamos pero nadie había visto!. Creo que la versión original es la francesa con la voz deTerzieff y fue en los años ochenta cuano se estrenó en Venezuela narrada por José Ignacio Cabrujas, pero no me tomen en serio porque no estoy seguro. El canto del pescador al comienzo y al final del film me estremecen cada vez que veo la película, que gracias a Dios y a la Cinemateca Nacional tengo en DVD. pero esta copia de YouTube es muy decente aunque los subtítulos (comprensibles) molestan un poco. El texto de Huertas no desmerece la película es tan digno como ella y sabe transmitir el aliento poético del film. No, no es un documental. Tampoco es realismo mágico ni lo real maravilloso. Me parece que se mantiene en los parámetros del neorrealismo pero con el elemento poético. Si desean una etiqueta, llamémosla "neorrealismo poético". Muy cercana a "La terra trema" , de Visconti. A riesgo de parecer ridículo o cursi, quiero terminar diciendo que "Araya" es una de las pocas cosas que me hace sentir orgulloso de ser venezolano.

Alirio Pérez Lo Presti dijo...

Araya es una magnífica película de Margot Benacerraf. Les agradezco mucho a mi amigo Franklin Padilla habérmela hecho llegar vía correo electrónico. Creo que Margot Benacerraf fue una mujer muy respetada y pudo disfrutar sus logros en vida. Se le reconoció tanto como se pudo y estuvo estrechamente vinculada con el liderazgo que ejerció la colonia judía en Venezuela. Muy influenciada por el neorrealismo italiano, la estética del filme va de la mano con ese movimiento artístico. De hecho, sin ambages la incluiría como una película propia del género. Sin llegar a hacer una crítica social directa, respeta las características propias de neorrealismo, siendo de un sensible contenido social que deslumbra. Cada toma es inmaculada, con una fotografía absolutamente impecable. A manera de anécdota, solía ir mucho a Araya y a Paria. La última vez que estuve en Araya, National Geographic estaba haciendo un documental sobre EL FORTÍN de Araya. En ese mismo viaje y siguiendo el progresivo desmantelamiento del fortín, habían sacado una bala de cañón incrustada en uno de sus muros y la estaban vendiendo. En los años ochenta, ese mismo fortín llegó a ser un centro nocturno en donde se presentaban grupos musicales y se bebía y bailaba hasta el amanecer. Después se convirtió un en un prostíbulo y finalmente terminó siendo el baño público del pueblo. La película Araya termina con la transformación de una a otra sociedad, proceso que nos ha tocado vivir en carne propia. Creo que me reconcilia con mi gentilicio, por ser una película universal, como somos los venezolanos.

Franklin Padilla dijo...

De hecho, comenté que observaba una estrecha semejanza entre "Araya" y "La terra trema" del Visconti neorrealista, cuando trataba de hacer cine comprometido con el proletariado en su condición de militante del PCI. Luego se dedicó a retratar la burguesía. El episodio de la pesca a medianoche tiene el mismo lirismo del del canto del pescador con que empieza y termina “Araya”, que siempre me estremece.
Gracias, Alirio, por valorar el envío y hacer el comentario.

Estrella dijo...

Sublime película con aire de documental mágico, por decirlo de alguna forma. Bellas imágenes encadenadas, que constituyen un verdadero homenaje a esas mujeres, hombres y niños, que se dejan la piel literalmente en uno de los oficios más duros que existen por unas condiciones climatológicas extremas, debido a la fuerte insolación y contacto con la sal. Yo vivo y trabajo rodeada de marismas y salinas y cada año salgo con mi alumnado a pasear o ir en bici por ellas, para explicar el porqué de ese paisaje roturado y modificado por el ser humano. Es un paisaje muy peculiar, tiene su encanto, no es tan yermo como se narra en esta hermosa película. Sus ecosistemas son distintos a los habituales, pero los hay, la naturaleza es sabia y hace que sus especies se adapten para sobrevivir en medios hostiles y salinos, en este caso. Los pelícanos que salen majestuosos en "Araya" son sustituidos aquí por los imponentes y rosas flamencos.
Esta película poética dignifica el duro trabajo colectivo y anónimo de estas personas que pasan su oficio de generación en generación, perpetuando sus penosas condiciones laborales y cotidianas, enriqueciendo con sus llagas, sudor y calcetines raídos a sus superiories.
La sal es un producto natural que se extrae desde el Neolítico y perfeccionada su extracción después por fenicios, romanos y árabes en España. Medio de vida por siglos, tuvo su época de crisis, que obligó a cerrar muchas salinas, debido a otros sistemas de conservación de alimentos y otros factores. La sal ha estado ligada a la vida del ser humano desde que se tiene constancia, un bien preciado que ha sido indispensable. Emotivo regalo para esas incansables personas venezolanas que les hace Margot Benacerraf y que difundió esa luz blanca y brillante por todo el mundo en el Festival de Cannes y que ahora podemos disfrutar también con tu magnífico trabajo, Francisco. Llevaba desde Enero queriéndola ver, pero siempre la posponía. Un descubrimiento.