miércoles, 20 de abril de 2022

Reflexiones líricas. 20 Abril 2022. Francisco Huertas Hernández. "Судьба человека" (1959). Сергей Бондарчук. "Sudba cheloveka" (1959). S. Bondarchuk. "Fate of a Man". El sufrimiento y la luz. Cuando, a veces, un recuerdo toma la vida por una de sus esquinas, por su borde doblado, y desenreda el dolor, ya plegado, como el pequeño oso que hiberna o el niño que duerme en la fría noche de invierno en Voronezh, donde vive Ольга...

Reflexiones líricas. 20 Abril 2022
"Судьба человека" (1959). Сергей Бондарчук
"Sudba cheloveka" (1959). Sergei Bondarchuk
"Fate of a Man"- "El destino de un hombre"
El sufrimiento y la luz
Francisco Huertas Hernández

Apéndice: análisis del film de Estrella Millán Sanjuán









"Судьба человека" (1959). Сергей Бондарчук
"Sudba cheloveka" (1959). Sergei Bondarchuk
"Fate of a Man"
"El destino de un hombre" es una película soviética basada en un cuento de Mijail Sholojov (1905-1984). "Con el comienzo de la Gran Guerra Patria , el conductor Andrei Sokolov tiene que separarse de su familia. En mayo de 1942 es hecho prisionero por los alemanes. Sokolov soporta el infierno de un campo de concentración nazi, pero gracias a su coraje evita la ejecución y finalmente escapa del cautiverio. En unas breves vacaciones en primera línea en su ciudad, Voronezh, se entera de que su esposa y sus dos hijas han muerto durante el bombardeo de Voronezh. De los cercanos a él, solo quedó su hijo, quien se convirtió en oficial. El último día de la guerra, el 9 de mayo, Andrei recibe la noticia de que su hijo ha muerto.
Después de la guerra, el solitario Sokolov trabaja como camionero lejos de su hogar, en Uryupinsk (Óblast de Stalingrado). Allí conoce a un niño pequeño, Vanya, que quedó huérfano: la madre del niño murió durante el bombardeo y su padre desapareció durante la guerra. Sokolov decide decirle al niño que él es su padre y, al hacerlo, se da a sí mismo y al niño la esperanza de una nueva vida familiar feliz"

Andrei es un hombre que ha sufrido y ha guardado su dolor. Pero todo dolor reprimido retorna -como explican el psicoanálisis, y todas las terapias del duelo-. Por eso el reconocimiento del hombre que ha sufrido: "А мои невыплаканные слезы, видно, на сердце засохли. Может, поэтому оно так и болит?" (Y mis lágrimas no derramadas, aparentemente, se han secado en mi corazón. ¿Quizás por eso duele tanto?)
Este es el tema del que propongo hoy una breve meditación

Когда порой воспоминанье
Грызет мне сердце в тишине,
И отдаленное страданье
Как тень опять бежит ко мне:
Когда, людей вблизи видя
В пустыню скрыться я хочу,
Их слабый глас возненавидя, —
Тогда, забывшись, я лечу
Не в светлый край, где небо блещет
Неизъяснимой синевой,
Где море теплою волной
На пожелтелый мрамор плещет,
И лавр и темный кипарис
На воле пышно разрослись,
Где пел Торквато величавый,
Где и теперь во мгле ночной
Далече звонкою скалой
Повторены пловца октавы.
Стремлюсь привычною мечтою
К студеным северным волнам.
Меж белоглавой их толпою
Открытый остров вижу там.
Печальный остров — берег дикой
Усеян зимнею брусникой,
Увядшей тундрою покрыт
И хладной пеною подмыт.
Сюда порою приплывает
Отважный северный рыбак,
Здесь невод мокрый расстилает
И свой разводит он очаг.
Сюда погода волновая
Заносит утлый мой челнок…

Александр Пушкин (1799-1837): "Когда порой воспоминанье"

  Cuando, a veces, un recuerdo toma la vida por una de sus esquinas, por su borde doblado, y desenreda el dolor, ya plegado, como el pequeño oso que hiberna o el niño que duerme en la fría noche de invierno en Voronezh, donde vive Ольга. El dolor es el alejamiento del niño de su madre, y del hombre de Dios. Ayer, mi amigo Emilio, acertó: mi sufrimiento me acerca a Dios, porque es la "des-gracia" lo que, paradójicamente, incita al hombre a meditar y buscar el sentido de su dolor. Todo sentido está contenido, para el cristiano, no en la fe ni en las "obras", sino en la "gracia" (virtud por la cual Dios puede dar algo sin nada a cambio), esa "gracia", un "don" inexplicable para la razón humana: "acto de amor unilateral e inmerecido por el que Dios llama continuamente las almas hacia sí". Pero para el agnóstico, para el nihilista -que, sin duda, soy, porque quien no es amado ni encuentra paz en el mundo, ni meta más allá de él, es nihilista consumado- no existe tal "gracia". Mi psicoanalista Carlos dijo que la soledad es egoísta y, por tanto, des-gracia, porque aparta de la fraternidad de los hombres. Detrás del solitario está el dolor, de los bordes doblados, sucios, de la vida, con sus traiciones, sus esperanzas truncadas, su fugacidad insoportable... Andrei, un hombre sencillo, de Voronezh (Воронеж) guardó sus lágrimas en la firme apariencia de fuerza, pero la fuerza de un hombre está en desplegar su dulzura, llorar en el regazo de su madre, suplicar en el templo por la ausencia del Padre, extender las palmas de las manos, más allá de la Madre Rusia, al infinito vacío que nos acuna y desteje nuestros instantes míseros de recuerdos amargos y esperanzas amputadas. El hombre ha nacido bajo el signo de la ceguera de la luz, enemiga misteriosa de su limbo amniótico. Toda visión ciega el alma atormentada, porque el tormento es la oscuridad de esos prisioneros encadenados en el pasado. Solo el futuro es luz. Platón quiso proyectar una utopía lumínica fuera del tiempo. El tiempo es oscuro y doliente, porque en él el niño llora porque su madre le ha abandonado, y los sueños se desvanecen en las sombras. No, Emilio, no puede haber una verdad sola y que te haya tocado a ti, en el ancho mundo, que los "otros" hayan nacido en el lado oscuro, en la frontera equivocada. Desplegamos la vida en sus bordes esquivos y anudamos los lienzos para descender de esta prisión de recuerdos lejanos -como canta el poeta máximo de todas las Rusias- que roen nuestro corazón en silencio, sombra amenazante, y queremos huir de las gentes buscando nuestro desierto, y acaso la naturaleza disuelva este sufrir...


"Судьба человека" (1959). Сергей Бондарчук
"Sudba cheloveka" (1959). Sergei Bondarchuk
"Fate of a Man"- "El destino de un hombre"
Estrella Millán Sanjuán

 Me encanta conocer las óperas primas del cine. Sé que muchos cineastas ya cuentan con un bagaje de cortometrajes anteriores, pero dar el paso al largometraje implica un ejercicio más arriesgado, de ida, pero no sabes si de vuelta, de mucho esfuerzo asomándote a un precipicio en el que te juegas todo deseando exponer tu valía y conocimiento para epatar a productores y público. Normalmente a unas edades en las que la juventud te da arrestos para lanzarte, te empuja con una fuerza enorme, aunque también con la inexperiencia de poder estrellarte y no continuar jamás. Difícil misión.
Cuando pensamos en la primera vez, a casi todo cinéfilo-a le viene al momento “Citizen Kane” de Orson Welles, obra maestra, pero tan pluscuamperfecta como fría para mí. Prefiero las óperas primas impactantes en otro sentido, cercanas, con entrañas, con destellos, poesía y emoción. Y aquí entran, entre otros ejemplos, “La infancia de Iván” de Tarkovsky o “Pather Panchali” de Satyajit Ray, con las que disfruto mucho más. Obras maestras de incalculable belleza y hondura.

 Сергей Фёдорович 
Бондарчук  (Sergéi Bondarchuk) (1929-1994) fue actor antes que director y en su primera incursión en el cine protagoniza esta cinta sobre las consecuencias de los conflictos bélicos a lo largo de la historia de Rusia en la primera mitad del siglo XX, basada en la obra homónima de Михаил Александрович Шолохов (Mijail Shólojov) (1905-1984). Una película fundamental en el cine soviético con un gran éxito de público de casi 40 millones de espectadores.
 No es una película como muchas otras de otra nacionalidad en las que te distancias del sufrimiento por cómo son planteadas en cuanto a primar el espectáculo sobre lo intimista. Se trata de ese tipo de cine bélico más sensible y no propagandístico soviético al que pertenecen joyas como “La balada del soldado”, “Cuando pasan las cigüeñas”, “Los amaneceres son aquí más apacibles” o “Los dos Fiódor”, por poner algunos ejemplos. Historias sentimentales, personales, alejadas del patriotismo, ligadas al sufrimiento y devastación del pueblo y soldados. Teniendo como cumbre las excelsas “La ascensión” o cine de verdad que conjuga poesía y crudeza extremas como “Ven y mira”. El cine soviético engendró obras bélicas memorables, no tan conocidas en España como debieran ser, por razones políticas pasadas.
“El destino de un hombre” constituye un periplo de un personaje anónimo, no alaba las hazañas bélicas del ejército ruso durante la Gran Guerra Patria, sino que, a través de este soldado golpeado por los acontecimientos históricos, el pueblo ruso se vio identificado. Un hombre nacido en 1900, que pasó por el ejército rojo en la Guerra civil, pasó la hambruna de 1922 en la que perdió a sus padres y hermanos y fue llamado para la II Guerra Mundial para luchar contra el ejército alemán. Toda una odisea que le llevó a ser arrestado por los nazis, estar en campos de concentración de diferentes zonas con trabajos forzados, ser casi ejecutado y perderlo todo después de ser condecorado al final de la contienda. Solo algunas imágenes del fervor del pueblo a la llegada del ejército ruso los ensalza, con efímeros momentos de patriotismo que se ven apagados por pueblos en ruinas y aniquilados en unos planos melancólicos que desprenden desolación rodada con las vísceras.

 Le encuentro semejanzas con la película de Marlen Jutsiev “Los dos Fiódor”, realizada un año antes, pues posee un espíritu parecido de euforia a la vez que frustración; pero donde hay más vínculos es en la historia del niño huérfano y solitario que encuentra su consuelo en el soldado derrotado, hierático y circunspecto. Escenas como el encuentro y la posterior convivencia me acercan mucho estas grandes películas.
 Bondarchuk se aleja de epopeyas y grandes batallas, la acción que hay está al servicio de la historia anónima del protagonista. Describe instalado en la sensibilidad y delicadeza cuando narra flashbacks o recuerdos oníricos de la mujer y sus hijos. Expresa el horror e injusticia de la guerra con poesía visual dolorosa como esos soldados apresados y hacinados en una Iglesia sin techo, cruces dobladas y lluvia en la que parece que dios ha huido. Escritura punzante en esas filas que caminan hacia el crematorio en la toma aérea, o en el camión volcado entre un paisaje apocalíptico cuando es capturado por los nazis. Aunque también sabe regalar momentos fugaces de libertad cuando el protagonista se escapa y se tumba en un campo de avena en un plano brillante cenital.
 Y posee algo muy común en el cine soviético tan delicado como continuas canciones tradicionales destacando la sublime "Kathyusa" que cantan en coro los soldados a los nazis en un momento memorable.

 Una película con nervio en algunos instantes, abundancia de primeros planos, con una puesta en escena muy destacable, enclaves poderosos visualmente y mucho dolor. El pesar de un pueblo que sufrió las consecuencias de la larga contienda, pero que al final de la película expresa sus ganas de continuar y aferrarse a algo que dé esperanza. Un héroe que padeció lo indecible al que el público adoró deseoso de regeneración

1 comentario:

Anónimo dijo...

Felicidades a los dos titanes