miércoles, 13 de abril de 2022

Diario de un Profesor de Filosofía (XIII). El saber y el placer. Francisco Huertas Hernández

Diario de un Profesor de Filosofía (XIII)
El saber y el placer
Francisco Huertas Hernández






Boulinier Livres / Musique / Films
18 Boulevard Saint-Michel 16. 75006 Paris
Août 2011
Una pequeña niña francesa que desea saber: entre libros y películas. Aristóteles escribió sobre la naturaleza humana que ama saber
Photo: Inma Arriero Doblado

Todos los seres humanos
Desean por naturaleza saber
Escribe Aristóteles.

Amamos ver,
Incluso cuando no actuamos.
Pero ver no es conocer.

Nos preguntamos si viendo
Cada exacta cosa del mundo
Podemos entender la totalidad.

Variado es el placer:
Mil sabores del gusto,
Innúmeros deleites el ver.
Mas uno es el saber.

Hay quien viendo
Imagina poseer
El secreto del ser.
Pero mil destellos
Ciegan los ojos.

Imágenes
La mente bebe,
Mas embriaguez
No es entender.

Son la memoria
Y el raciocinio
Pan del comprender

Francisco Huertas Hernández
3 de abril de 2019

 Pensaba Aristóteles (384-322 aC) que los seres humanos buscan saber por naturaleza: "Πάντες ἄνθρωποι τοῦ εἰδέναι ὀρέγονται φύσει" ("Metaphysica" I. 980a). Pero Epicuro (341-270 aC) escribió que "el placer es principio y fin del vivir feliz. Pues lo hemos reconocido como bien primero y connatural": "καὶ διὰ τοῦτο τὴν ἡδονὴν ἀρχὴν καὶ τέλος λέγομεν εἶναι τοῦ μακαρίως ζῆν. [129] ταύτην γὰρ ἀγαθὸν πρῶτον καὶ συγγενικὸν ἔγνωμεν" ("Carta a Meneceo/Menoikeus". 128-129)

 El saber y el placer como naturaleza humana. El alma (mente) y el cuerpo. La enseñanza ha de admitir este doble principio que sostiene el dualismo antropológico. El poeta Fernando Pessoa (1888-1935) lo plasmó bellamente en una reflexión del diario de su heterónimo Bernardo Soares: "A vida é uma viagem experimental, feita involuntariamente. É uma viagem do espírito através da matéria, e, como é o espírito que viaja, é nele que se vive" (La vida es un viaje experimental, realizado de forma involuntaria. Es un viaje del espíritu a través de la materia y, como es el espíritu el que viaja, en él se vive)
 
 Esa niña francesa embelesada entre los DVDs de Boulinier simboliza el amor al saber que nos eleva. Las fotografías tomadas desde la planta de abajo representan muy bien esa posición que el saber ocupa: las "alturas". Que sean los niños los "depositarios" del saber no es arbitrario. El niño es el puente entre la naturaleza y la cultura. Si en esta niña advertimos el impulso natural hacia el reino del arte y la cultura, no es menos cierto la presencia del padre, como "guía", "educador".

 Toda la filosofía occidental tiene su base en la "Alegoría de la Caverna" de Platón (427-347 aC) narrada en su obra "Πολιτεία" ("República"). Unos prisioneros encadenados en el interior de una cueva solo pueden ver y escuchar sombras borrosas. En una lectura nietzscheana de este "mito" diríamos que es el lado dionisiaco de la naturaleza, el cuerpo y el instinto caótico. Uno de los prisioneros es "liberado" y sale de la cueva: se "eleva" desde las sombras a la luz, desde el cuerpo al alma, desde la naturaleza a la razón. Ese "exterior" deslumbrante es el lado apolíneo de la cultura, el alma y la razón ordenadora, en la interpretación nietzscheana. Y el niño está en algún lugar en el que la naturaleza es impulso y juego, pero también ama las formas bellas y ordenadas de los cuentos y las películas. El placer del juego y el saber de la cultura. ¿Dónde están nuestros alumnos?...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso

Francisco dijo...

En esas fotografías hay una vida y una cosmovisión. París, la infancia, la cultura, el arte, el amor, Inma...

Inma dijo...

Esa niña me recordó algo de la niña que fui o creí ser. En ese París inconmensurable, encerré la imagen de esta niña en el cosmos que nos hace elevarnos por encima de lo material

Francisco dijo...

Sí. Estás en ese cosmos Inma. Siempre. Nuestro cosmos

Francisco dijo...

Las fotografías que hacía Inma siempre tenían ese ángulo poético del eje inclinado. Del detalle y la vida escondida o la belleza dormida de los rincones de esas ciudades europeas que recorríamos con entusiasmo y amor