viernes, 15 de abril de 2022

Diario de un Profesor de Filosofía (XIV). El profesor "excelente". La rauxa (восторг) -dionisiaco- y el seny (здравомыслие) -apolíneo- en la enseñanza. Francisco Huertas Hernández. Potencia & Control

Diario de un Profesor de Filosofía (XIV)
El profesor "excelente"
La rauxa (восторг) -dionisiaco- y el seny (здравомыслие) -apolíneo- en la enseñanza
Potencia y Control
Francisco Huertas Hernández

"Power is nothing without control"
If you're going to drive, drive PIRELLI
"La potenza è nulla senza controllo"
La ya icónica foto de Carl Lewis de 1994, fotografiado por Annie Leibovitz en la clásica posición del velocista que se dispone a correr con unos stilettos rojos en los pies. Una imagen que ha pasado a la historia y que representa a la perfección esa creatividad publicitaria que nunca ha pasado de moda a lo largo de los años y que describe el objetivo del lema de Pirelli

En una clase de 2º Bachillerato B de este curso 2021-2022 tuve la intuición súbita de entender lo apolíneo como "control", frente a lo dionisiaco como "potencia", recordando un anuncio de neumáticos Pirelli: "La potencia no es nada sin control"

 ¿Cómo es el profesor "excelente"? ¿El que se deja "arrebatar" por la pasión del amor al saber -y, quizás, a los estudiantes-, o el que cumple con su deber tal como le mandan con un mesurado sentido de la "sensatez"? No hace falta ir muy lejos para encontrar ejemplares de estos dos tipos. 

 Yo, sin duda, pertenezco a la estirpe de la "rauxa", del восторг (deleite, encantamiento, entusiasmo, rapto, orgasmo, éxtasis), que procede de "въстъргъ" (éxtasis, olvido, pérdida de conciencia). Afirmo que la "rauxa" o "восторг" es el elemento "dionisiaco" que describió Nietzsche en su primer libro, "El nacimiento de la tragedia" (Die Geburt der Tragödie aus dem Geiste der Musik) (1872), vinculándolo con la "embriaguez" que es un estado de éxtasis, en el que el individuo se "disuelve" en el "todo". El profesor "arrebatado" se deja llevar por "intuiciones" e "improvisa" estableciendo "conexiones" con saberes y vivencias que trascienden la lógica para "desencadenar" en el oyente un estado igualmente "arrebatado" de exaltación: es la "poesía" en su vertiente divina, la que nos "despoja" de miedos y "atraviesa" los "muros de la razón". Esta "pasión" es una "acción" porque "mueve" la voluntad y "excita" el entendimiento, tanto del "Magister" como del "alumnus" (el que es alimentado). Todo "alimento" -sea del cuerpo o del alma- se transforma en "energía". Este "metabolismo" es una acción que "impulsa" el profesor "arrebatado" por las "fuerzas oscuras" del saber que es vida a borbotones, vida a raudales, río impetuoso que se abre paso entre los juncos de la lógica y el deber.

 ¿Cómo es mi "caso"? Mi caso es que yo enseño por amor. Y concibo la enseñanza como una vocación expresada en una pirámide: en la base, el respeto -también con sus tres vértices y relaciones transitivas entre alumno, maestro y saber-, encima, la admiración -así mismo transitiva entre esos tres polos-, y en la cima el amor -tanto profesor como estudiantes aman el "saber", y, subsidiariamente, comparten este afecto mutuo de la presencia, la mirada, el diálogo, la escucha y la "iluminación" (alimento)

 Con el paso de los años, y cercana ya mi jubilación -¡oh, dioses, cuán fugaz es la vida!- he fortalecido mi vertiente del "seny", del "здравомыслие" (cordura, capacidad de pensar correctamente, razonablemente), una "prudencia" (Φρόνησις aristotélica) opuesta a la "desmesura" (ὕβρις). Este elemento "apolíneo" que describió Friedrich Nietzsche, como "medida", "orden", "forma" y "razón", viene a determinarse como "deber moral" (der kategorische Imperativ) en Immanuel Kant, que retoma la "ἀρετή" (virtud) socrática, como "cuidado del alma". 

 Planificar, temporalizar, analizar, marcar en rojo el vocabulario esencial y en azul el secundario, suministrar al alumno todo el contenido digitalizado y ordenado. Definir, clasificar, repetir, repasar... "Clarté" (claridad) y "distinction" (distinción) cartesianas. Todo esto es "apolíneo". Cumplir con el temario -no como Merlí que enseñaba lo que le daba la gana-, siendo "sensato", u "obediente", porque no hay manera de que no identifique "sensatez" y "medida" con "obediencia" y "cobardía". Las grandes mujeres y hombres se dejaron "arrebatar" (rauxa) por un fuerte "anhelo de verdad", una "misión" que les consumía en la "ansiedad", que es el vértigo de no estar más en uno mismo conforme. 

 La "potencia" de un ser humano es su "vitalidad", su "energía", la "pasión", el "arrebato" que arrastra a los oyentes, como la música dionisiaca del sátiro Marsias con su doble flauta, como el músico Hamelin del cuento que "arrebató" a las ratas. Y el "Magister" "excelente" vive porque lucha y se desangra en esa lid que es la vida y el saber. Vive para enseñar. No enseña para vivir.
 Mas no hay potencia sin "control": "La potenza è nulla senza controllo" afirma el anuncio de los neumáticos Pirelli. Y como Nietzsche nos dijo, los griegos desarrollaron esa dimensión "apolínea", racional, de las formas ordenadas -que él asimiló al sueño-. Y los maestros también necesitamos "moderar" nuestro "arrebato" -bien es cierto que la mayoría carecen de él porque solo enseñan para vivir, como una tarea mecánica, una obligación penosa- para "guiar" al "alumno" por los raíles de la perpetuación social del discurso dominante: la obediencia y la eficiencia...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias Maestro