jueves, 4 de febrero de 2021

Los mozartianos (Odio a Mozart). Francisco Huertas Hernández. 1995

Los mozartianos (Odio a Mozart)
Francisco Huertas Hernández. 1995

"Amadeus" (1984). Miloš Forman
Película norteamericana sobre la vida del compositor de Salzburg, Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791). Se centra en la relación entre un genio estúpido en su comportamiento, Mozart, y un abnegado, lúcido y no reconocido compositor, Antonio Salieri (1750-1825). Basada en  la obra de teatro "Amadeus" (1979) de Peter Shaffer, que, a su vez, toma el argumento de un drama en verso, "Mozart y Salieri" (1830), de Aleksandr Pushkin, que usó el músico Nikolai Rimski Korsakov para su ópera del mismo título (1898). 
La presencia de genialidad en individuos infantiles o malvados supone un desafío al principio filosófico de origen platónico que identifica verdad, bien y belleza. La leyenda que Pushkin tomó sobre el asesinato de Mozart por un envidioso Salieri constituye la trama del film.
Los hombres no son todos iguales a los ojos de Dios, porque el Creador ha distribuido los bienes humanos de forma desigual. A unos le concedió el genio y a otros la lacra de la envidia que les permite reconocer el genio ajeno pero no desarrollar el suyo propio. Antonio Salieri -músico notable por otra parte- perteneció a esta última categoría de hombres. La turbadora conjunción de imbecilidad moral y genio artístico que el genial Pushkin recogió en su drama no solo es un enigma de las profundidades del alma humana, sino también un escándalo para la inteligencia que presupone concordancia en los bienes. Mucha estupidez unida a mucho talento, como en el caso del Mozart literario y cinematográfico, nos desasosiegan

 Los “mozartianos. Odio a Mozart. Es bien sabido. Pero aún odio más a los mozartianos. Los mozartianos son seres puros que aman la belleza. Son tipos ingenuos que creen que la vida es un tiempo de vals. Los mozartianos quieren ser tipos sencillos y transparentes. Son incapaces de sufrir por Dios o por la muerte. Son incapaces de ver el sórdido garito infecto y letal en el que vivimos. Para los mozartianos la vida es una fiesta y no quieren ni pueden ver las ratas y los leprosos y los tullidos y los moribundos que se arrastran bajo los manteles royendo las sobras del convite. No quieren verse ellos como parte de ese mundo inhumano. “Mozart es cristal”, dicen. “Mozart es aire”, dicen. “Mozart es la pureza”, dicen. ¡¡¡Mierda!!! Mozart es la estupidez, es la frivolidad, es la ligereza irresponsable, es la inmadurez, es la inhumanidad más cruel y más cínica. La belleza no tiene que ser compromiso, pero sí ha de ser revelación, escalofrío y éxtasis. La belleza tiene que aniquilar el dolor por ser más dolorosa que el mismo dolor. Entre Bach y Beethoven, entre lo divino y lo humano, aparece el bufón de Mozart que siempre contará con leguleyos, con esbirros, con papanatas, con secuaces, con fieles sumisos y felices. “Soy feliz porque escucho a Mozart”, dicen los que han convertido la felicidad en imbecilidad. La mozartez estropea lo único digno en el hombre: su compasión y su anhelo de trascendencia.

Francisco Huertas Hernández
Octubre 1995

4 comentarios:

Unknown dijo...

Genial reflexión

Unknown dijo...

Qué dirán los mozartianos?

MARCELO dijo...

Los mozartianos
Me suena a el nombre de un planeta, no muy distante diría que es un lugar donde hay música y risas, música de soleadas tardes estelares con cometas sobrevolando las raíces vivas que viven de sonidos fastuosos. Pero las risas no acompañan, son ridículas y quien apadrina toda la fiesta es quien hace vibrar todas las flores, los extraterrestres soplan flautas como un idiota soplaría un globo agujereado. Y las chicas mastican chicles con sabor a frutillas, el planeta me dice poco del sinónimo de arte puro, todos los terrícolas quedan exhaustos después de ver un documental donde se muestra a los mozartianos reír sin parar y tronando gases sin parar. Los terrícolas escuchan el ruido mientras la música queda cubierta de una espuma parecida a la del champan. La música esta pero la estupidez la cubre como las moscas cubren un azulejo de colores únicos. Mozart es el rey de un planeta cambiante, pero esta despojado de rostro solo una mascara tras otra aparece para nunca llegar al fondo.
La obra es superflua y la psiquis de un loco no puede dejar rastro alguno. ¿Y si lo que se nos muestra no es mas que el envoltorio de un producto?
Los ratones se comen las partituras, los mozartianos aplauden sin saber nada.
Una sonda, no espacial sino intestinal supervisa los eructos de un publico de programa de chismes, el arte le muerde la cola a las estrellas que quedan encendidas durante los días de fiesta.
Marcelo López

Anónimo dijo...

Una reflexion desde la superioridad de la soledad, amargura, desamor que representaba ludwig(siendo un maravilloso compositor) creyendo que esto es lo unico valido para componer "buena musica"....es no concocer la vida de wolfgang y quedarse con una pelicula...