He admitido sin
reservas la idea griega de una “paideia”, una educación, una
formación del carácter, en la que la música es pilar fundamental. La música
es estructura matemática que reside en el universo, en la música de las
esferas, y en las cuerdas de la lira, pero, aparte de número y medida,
ella es, ante todo, sensación y memoria, como sentenció Aristoxeno
de Tarento.
El rumor del mar
es melodía de eco lunar y el canto de las aves, eco solar. Hay músicas
telúricas en las erupciones volcánicas y en los choques de las placas
tectónicas. Los cantos de la tierra son percutivos, y, por eso, la
percusión es el instrumento originario: el ritmo, el latido de la tierra. El
rumor recurrente de la naturaleza acaba germinando en el alma humana, y brota
la flor de la melodía, las hojas de la armonía. El don de la música humana es
un misterio que devuelve al hombre a las esferas celestes. La unidad
cósmica a través del canto y la instrumentación.
La sensibilidad
musical, el criterio del buen gusto estético, dice todo de la persona. No
hay moralidad alguna ajena a la simbiosis artística entre el hombre y la
música. Por eso resulta inmoral la incapacidad de emocionarse y valorar el
eximio arte de Melos. Una armonía social universal sólo será posible
cuando el canto occidental reconozca el de oriente, pues ambos son hijos del
canto de las esferas celestes, que los pitagóricos escucharon.
La tragedia de la educación actual no es el fracaso en el aprendizaje de contenidos sino la ausencia de sensibilidad. Sin gusto estético no puede haber emoción ni compasión, ni, más allá, razonamiento lógico. Sólo barbarie. La tragedia del mundo es haber perdido la música. Sin ella no hay saber ni salvación. La superioridad moral y política de las generaciones precedentes estuvo basada en el buen gusto musical, en el que Beethoven y Jacques Brel, Piazzolla y los Beatles, abrían los horizontes de la libertad y la felicidad. Los adolescentes adocenados por los medios de comunicación de masas sólo pueden ser carroña fascista y violenta, simplemente, porque desconocen la belleza, desconocen la música.
2 comentarios:
Sin música no somos humanos
Me encanta
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