viernes, 15 de abril de 2022

Sobre la mentira de la paz y la guerra (Aforismo. 1986). Francisco Huertas Hernández. "…А зори здесь тихие" (1972). С. Ростоцкий. "A zori zdyes tijye" (1972). S. Rostotsky. "The Dawns Here Are Quiet" - "Y los amaneceres son aquí tranquilos"

Sobre la mentira de la paz y la guerra (Aforismo. 1986)
"…А зори здесь тихие" (1972). Станислав Ростоцкий
"A zori zdyes tijye" (1972). Stanislav Rostotsky
"The Dawns Here Are Quiet" - "Y los amaneceres son aquí tranquilos"
Francisco Huertas Hernández



"…А зори здесь тихие" (1972). Станислав Ростоцкий
"A zori zdyes tijye" (1972). Stanislav Rostotsky
"The Dawns Here Are Quiet" - "Y los amaneceres son aquí tranquilos"
комендант разъезда Федот Евграфович Васков (Андрей Мартынов) - Comandante Fedot Yevgrafovich Vaskov (Andrey Martynov)
Lisa Britschkina (Yelena Drapeko) 
Galya Chetvertak (Yekaterina Markova)
Zhenya Komelkova (Olga Ostroumova)
Rita Osyanina (Irina Shevchuk) 
Sonia Gurvich (Irina Dolganova)

Película bélica soviética basada en una novela de Boris Vasilyev, con una visión femenina de la Gran Guerra Patria (1941-1945). Los acontecimientos se desarrollan en 1942 al inicio de la ocupación alemana de la URSS en Karelia. Un grupo de mujeres artilleras antiaéreas voluntarias llega tras pedir soldados que no bebiesen alcohol ni fueran adictos al sexo opuesto. El sargento mayor Fedot Vaskov dirige a las combatientes Zhenya Komelkova, Rita Osyanina, Lisa Brichkina, Galya Chetvertak y Sonya Gurvich en una misión contra unos paracaidistas alemanes.
Las peripecias heroicas del comando ruso son narradas con gran destreza por Rostotsky, lo que le valió que la película fuese nominada a un Premio Oscar de la Academia a la Mejor Película en Lengua Extranjera en 1972

La guerra es un estado natural de la humanidad desde tiempos remotos. La paz es, al contrario, fruto de un deliberado esfuerzo de neutralizar las tendencias invasoras de la fuerza. El fruto de la guerra es la muerte, pero también el desarrollo de las técnicas y la economía. 
Estados Unidos se hizo potencia imperialista derrotando al empobrecido ex Imperio de España en la Guerra de Cuba (abril-agosto 1898), con la excusa de una explosión en el acorazado de guerra "Maine", que fue provocada por los propios estadounidenses para declarar la guerra a España en una operación de bandera falsa. Tras esto dos guerras mundiales en las que no quiso participar lanzaron su economía de guerra para convertirla en potencia hegemónica. Ese país que jamás recibió un ataque militar en su territorio -exceptuando el de 2001- y que intervino, desde entonces, en todos los continentes con sus fuerzas invasoras en nombre de la democracia.

La guerra dejó de ser asunto de hombres progresivamente, como se ve en este film clásico. "Cerca de 800.000 mujeres participaron en el frente ruso como combatientes. La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas fue el único país en llamar a las mujeres para participar en primera línea de combate. Hubo destacadas mujeres soldado, francotiradoras, aviadoras, tanquistas, artilleras o partisanas. El papel de la mujer en batallas como Stalingrado fue determinante"

Hablar de "crímenes de guerra" durante una guerra es un pleonasmo moralista hipócrita, o, más bien, una tautología. La Convención de Ginebra (1864-1950) regula el derecho internacional humanitario para proteger a las víctimas de las guerras, pero, en la práctica, nadie lo ha cumplido jamás. 

En un aforismo de inspiración heraclítea y nietzscheana de 1986, en plena Guerra Fría, mantuve la identidad de guerra y paz, en una armonía de opuestos que corrobora el aforismo del general prusiano y teórico militar Carl Von Clausewitz (1780-1831): "Der Krieg ist eine bloße Fortsetzung der Politik mit anderen Mitteln" ("Vom Kriege", 1. Buch, 1. Kapitel, Unterkapitel 24 (Überschrift)) ("La guerra es una mera continuación de la política por otros medios") ("De la guerra", libro 1º, capítulo 1º, subcapítulo 24 (título))
Mucho antes, el Tratado "孫子兵法" ("El arte de la guerra") del chino 孫子 (Sun Tzu) (544-470 aC) es una auténtica "filosofía de la guerra" que ha inspirado a estrategas de todas las épocas.

Se atribuye a Iosif Stalin (1878-1953) la frase: "Смерть одного человека — трагедия, смерть миллионов — статистика" (La muerte de un hombre es una tragedia, la de millones una estadística), pero no parece suya, sino de Erich Maria Remarque (1898-1970). El escritor alemán Kurt Tucholsky (1890-1935) cita un chiste francés: "Es wird von den Schrecknissen des Krieges gesprochen. Darauf sagt ein Diplomat vom Quai d'Orsay: »Der Krieg? Ich kann das nicht so schrecklich finden! Der Tod eines Menschen: das ist eine Katastrophe. Hunderttausend Tote: das ist eine Statistik!«" ("Französischer Witz". 1932) (Se habla de los horrores de la guerra. A lo que un diplomático del Quai d'Orsay responde: '¿La guerra? ¡No puedo encontrar eso horrible! La muerte de un hombre: eso es una catástrofe. Cien mil muertos: ¡eso es una estadística!)

Esta "deshumanización" propia de la guerra que convierte a los hombres en estadística. La escala bélica anula el valor de la vida. Los que matan poco son "terroristas", pero al hacerlo masivamente se transforman en militares. La moral hipócrita condena al "asesino", al "terrorista" -ambos son enemigos del Estado, del "orden" interno-, pero glorifica al "militar" que elimina una cantidad ingente de humanos, da igual si son militares o civiles, pues la vida es la misma.
 
Ahora, que se ve la muerte venir calladamente, en el tiempo ido, en la fugacidad del instante, nos preguntamos quién tiene derecho a quitar las vidas de uno o de millones. En nombre de qué ideas, religión, interés o seguridad privamos a los niños de sus madres, a las abuelas de sus nietos, a la flor del campanario, a los puentes de los ríos, a las cielos de las nubes, al mundo del sol... y de la risa al fondo de las cocinas de la infancia

4- Sobre la mentira de la paz y la guerra. La paz y la guerra debieran definirse no por exclusión sino por síntesis. No conozco ninguna región del mundo donde no lata una guerra en la paz ni tampoco donde no se exprese la voluntad de paz en la guerra. Pero más que un juego de palabras, la paz y la guerra se explican por su unívoca necesidad de acoplamiento. Toda paz nace de una guerra, así como toda guerra suponemos que empieza tras una paz. Y los que pierden las guerras no encuentran nunca la paz, aun “reinstaurada”. Desconfiemos de las paces que duran veinticinco años y de las que duran mil siglos, pues allí encontraremos el oculto palpitar de las más despiadadas guerras silenciosas, en las que toda violencia es legítima pues se escuda en la paz. No hay peores guerras que las de las situaciones de paz, allí donde la guerra no ha sido declarada

Francisco Huertas Hernández
Aforismo 4
Diciembre 1986

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bárbaro