viernes, 5 de febrero de 2021

Jacques Brel. Francisco Huertas Hernández. 2000

Jacques Brel
Francisco Huertas Hernández. 2000

Jacques Brel (1929-1978)
Jacques Romain Georges Brel. Cantautor belga en lengua francesa de los años 50 a 70. Su talla de poeta, compositor e intérprete, sobre todo en el escenario, le convierte en uno de los mayores genios de la canción del siglo XX. Autor de la canción de amor más extraordinaria de la historia, "Ne me quitte pas", alternó un lirismo desesperado con una acidez brutal de tono paródico. Quienes le vieron en L'Olympia en París asistieron a las actuaciones más desgarradas y humanas que se han visto nunca

 Para entender quien fue Jacques Brel hay que escuchar, y, a ser posible, ver, la actuación en el Olympia, en 1964, cuando presentó por primera vez una canción desconocida que acababa de componer. Esa canción era “Amsterdam”. Pocas veces el arte llegó a expresar mejor la dureza de la vida, con más desgarro, autenticidad, vehemencia, que en esa canción de unos pocos minutos, que interpretó un Brel transfigurado en marino, prostituta y juglar a un tiempo. La fuerza de su voz, su actuación, dramática hasta la extenuación en los más mínimos movimientos de su rostro, de sus brazos, en el pelo alborotado y sudoroso, recreaban con más veracidad que la propia vida el paisaje del puerto de Amsterdam, pero con algo que la vida real nos escamotea siempre: el lirismo. Ese era Jacques Brel, el poeta, el cantante de un lirismo desgarrado, un lirismo desesperado.

Jacques Brel
"Amsterdam" (Brel)
Olympia. Paris. 1964

Jacques Brel
"Amsterdam" (Brel)
"Palmarès des chansons". ORTF. 10/11/1966
Archive INA

 Ese lirismo desesperado está en “Ne me quitte pas”, su canción más universal, pero también en “Chanson des vieux amants”, en “Ce-gens-là”, en “Orly”, en “Jef”, en tantas otras.

 Quienes no conocen bien la obra de Brel creen que sólo cantó al amor: se equivocan.

Jacques Brel
"Ne me quitte pas" (Brel)

Jacques Brel: "Ne me quitte pas / Dors ma mie / Seul / Litanies pour un retour"
EP. Philips. 1960

 Jacques Brel era un cronista social, un testigo de su tiempo, y, en esa faceta, sus canciones rezumaban un sarcasmo de una crueldad increíble. Era profundamente antiburgués, y, en esa, digamos, herencia de Brassens, escribió canciones tan demoledoras como “Les bourgeois”, “Les flamandes”, “Zangra”, “Les bonbons”, por citar algunas.

 Era corrosivo, despiadado, y fustigó con una saña incomprensible a sus compatriotas, a los flamencos.

 El contraste brutal entre el lirismo desesperado de “Ne me quitte pas” y la sátira feroz de “Les bourgeois”, era lo que convertía a Jacques Brel en el más grande poeta de la canción de todos los tiempos. Nadie le ha igualado. Bebió en las fuentes de la chanson: en Trenet, en Brassens, en Ferré, en Piaf, pero fue mucho más lejos. Su personalidad sólo es comparable a la estratosférica dimensión de Édith Piaf, aunque ella no componía sus canciones.

 Jacques Brel se mantuvo al margen de las influencias de la música pop, que arrastró todo lo que encontró a su paso. El mundo de Jacques Brel no podía quedar hipotecado por la beatlemania, era demasiado grande. No sucedió así con la mayoría de los cantantes poetas.


Jacques Brel, Léo Ferré et Georges Brassens
"Trois hommes sur la photo" - Documentaire
La rencontre organisée entre Léo Ferré, Georges Brassens et Jacques Brel eut lieu à Paris le 6 janvier 1969 et a été immortalisée par une photo de Jean-Pierre Leloir, image devenue célèbre. Une interview exceptionnelle de ces trois artistes a pu être menée par François-René Christiani. L'enregistrement sonore de cette rencontre a été retrouvé par le producteur du film, ainsi que deux cents autres photos. Les chanteurs dialoguent sur leur statut d'artiste, la difficulté d'écrire, les rapports à l'argent, à la mort, au public. Cette rencontre est remise en perspective dans le parcours artistique et personnel de ces trois «monstres sacrés».
Réalisateur : Sandrine Dumarais
Copyright Comic Strip Productions

 Era un poeta exquisito, como demostró en “Le plat pays”, y se rodeó de arreglistas y músicos que siempre fueron respetuosos con el universo breliano.

 Como intérprete sólo Édith Piaf puede comparársele: cada actuación de cualquiera de ellos era única, y su entrega llegaba al límite casi de la propia vida. Vivían, luchaban, amaban, y, prácticamente, morían en el escenario.

Maddly Bamy et Jacques Brel
Îles Marquises. 1977

 Su último álbum, grabado cuando el cantante estaba a punto de morir, y con la salud quebrantada por el cáncer, es uno de los discos más desgarradores que se han editado nunca. Canciones que vuelven a viejos personajes de su obra, melodías que regresan, ahora, con un aire fúnebre y meditativo, una interpretación serena y profunda, en su voz grave, más grave que nunca. “Jojo”, “Les marquises”, “Orly”, “Voir un ami pleurer”, “Vieillir”, van apareciendo en un mar de sabiduría, de paz, de melancolía.

 Hoy, en este jodido país, ya no se escucha a Jacques Brel. La gente joven apenas ha oído su nombre, pero, a pesar del embrutecimiento de la música basura, Brel, está, como Beethoven, Bach, Gardel, Discépolo, Jobim, y tantos otros, en el futuro. Porque mientras haya alguien con capacidad de estremecerse en este planeta, alguien sensible a la verdadera poesía, a la verdadera canción, al verdadero arte, Brel vivirá, e, incluso, cuando la humanidad desaparezca, el verdadero arte seguirá en algún lugar, porque los hombres mueren, pero el arte es eterno

Francisco Huertas Hernández
2000








Fondation Jacques Brel
Place de la Vieille Halle aux Blés 11. 1000 Bruxelles
Août 2013

Jacques Brel cambió mi vida. Le escuché de bebé sin saberlo en Paris en televisión. En la radio. Luego lo descubrí en clases de francés del instituto. Hasta los alumnos más rebeldes y de comportamiento gamberro soltaban una lágrima al escuchar "Ne me quitte pas" en disco, mientras la profesora de francés traducía la letra. Recuerdo perfectamente el día de su muerte. Nos quedamos todos helados en la clase. Era el comienzo de curso, en 1978. Recuerdo, cuando con Inma, nos emocionamos en la Fondation Jacques Brel en Bruselas. Brel es el guía de la pasión y el odio a los burgueses. Nadie cantó al amor así. Quien vio a Brel en directo, como dijo Ramón Trecet en Radio 3, vio al artista más grande del planeta.

Amsterdam es el modelo para mí de cómo actuar en un escenario: vivir, amar, morir en él. Interpretar hasta donde el alma se desgarra uniéndote a la humanidad como si fuéramos un solo ser. Eso intenté como profesor. Mi modelo inalcanzable es Jacques Brel, el juglar belga

9 comentarios:

Unknown dijo...

Sublime cantor

Unknown dijo...

Grande

ACORAZADO CINÉFILO dijo...

Jacques Brel cambió mi vida. Le escuché de bebé sin saberlo en Paris en televisión. En la radio. Luego lo descubrí en clases de francés del instituto. Hasta los alumnos más rebeldes y de comportamiento gamberro soltaban una lágrima al escuchar "Ne me quitte pas" en disco, mientras la profesora de francés traducía la letra. Recuerdo perfectamente el día de su muerte. Nos quedamos todos helados en la clase. Era el comienzo de curso, en 1978. Recuerdo, cuando con Inma, nos emocionamos en la Fondation Jacques Brel en Bruselas. Brel es el guía de la pasión y el odio a los burgueses. Nadie cantó al amor así. Quien vio a Brel en directo, como dijo Ramón Trecet en Radio 3, vio al artista más grande del planeta

ACORAZADO CINÉFILO dijo...

Brel representa lo que Europa fue. Un genio idolatrado en Alemania, España o Rusia. ¿Dónde están ahora esos artistas, esos poetas?

ACORAZADO CINÉFILO dijo...

Amsterdam es el modelo para mí de cómo actuar en un escenario: vivir, amar, morir en él. Interpretar hasta donde el alma se desgarra uniéndote a la humanidad como si fuéramos un solo ser. Eso intenté como profesor. Mi modelo inalcanzable es Jacques Brel, el juglar belga

MARCELO dijo...

Notable la sensibilidad de la canción francesa, cada tanto reviso las letras, las melodías, la despiadada naturalidad para hacer crecer sentimientos a través de notas suaves, grises, sin velocidad, ni choques. Solo hay que dejarse llevar, como abandonarse a los versos de un poema cualquiera en un lugar donde el murmullo del viento te acompaña.

Anónimo dijo...

Maravilloso homenaje a Brel, Francisco Huertas. Me has emocionado. Siempre he adorado a Brel. Mi novio me compró un cassette suyo. Se me perdió y en mi tercer año en la enseñanza compré un CD recopilatorio en Sevilla. Ahora lo escucho casi todos los días en youtube. Era ácido, romántico, crítico. "Les bourgeois" es magistral. Y todas. Mi favorita "La chanson des vieux amants". A mi también me pilló en clase de Francés, en el Instituto de idiomas, su muerte. Anteriormente nos habían hablado de él y recuerdo el día que murió. Muchísimas gracias por este artículo. Los jóvenes tienen que conocerlo, era excepcional, desgarrador, sublime. A mi hijo le ponía sus canciones, de pequeño. Con los que lo admiramos, vivirá siempre.
Manuela Pilar Millán Sanjuán.

marian dijo...

Francisco, conoces al gran cantautor italiano Fabrizio de André? En los primeros anyos estaba muy influenciado por la mùsica existencialista francese, admiraba Brassens, que elogiò las traducciones de sus canciones, està considerado como uno de los màs importantes poetas italianos del siglo XX y sus textos se estudian en la escuela,lo aman personas de todas las edades y no hay un adolescente italiano, desde los anyos 70, que no lo escuche. Amore che vieni, amore che va (1968) https://www.youtube.com/watch?v=jODSIEqQF6w

Anónimo dijo...

HACE UNOS AÑOS ESCRIBÍ UN POEMA, QUE COMPARTO CON UDS. ESPERO LES AGRADE. JORGE DÁVILA VÁZQUEZ. EL DESGARRADO AMOR
Jacques Brel y “Ne me quitte pas”

Llegó de Bélgica a Paris.

Las grandes estrellas le miraban
con desprecio, seguramente,
o peor aún, lo ignoraban.
Era, como alguien dijo,
una especie de extraterrestre
en el alto mundo
del espectáculo y sus luces.

Pero él seguía en su muerte cotidiana,
hablando de la vida, la infancia, la ternura,
lamentando los dolores, las pérdidas.
la vejez, la terrible edad, que no conocería.
Y un día, llegaron el esplendor del Olympia,
el triunfo, los conciertos, los aplausos,
pero también la ruptura, las palabras amargas,
el escándalo, la separación,
para muchos, provocada por él,
¡pobre Jacques, desolado Brel!

Sea lo que fuere, la sombra de la amada
y perdida, la imagen infinita de Zizou,
de la Susanne aquella de los días frenéticos,
felices e infelices,
atravesaba la más bella
o la más dolorosa de todas
las canciones amorosas en francés,
como un puñal continuo: “ne me quitte pas,
ne me quitte pas, ne me quitte pas”!,
¡no me abandones, no te vayas, no me dejes!,
repetido hasta la obsesión.

Y empezaron las otras voces a cantarla:
La primera fue Simone Langlois, conmovedora,
Edit Piaf, que criticaba al autor
porque decía era vil aquello de “quiero volverme
la sombra de tu sombra
la sombra de tu mano
la sombra de tu perro”,
nos dejó, como siempre,
lo inefable de su corazón,
en conmovedor desgarramiento.
Y así lo hicieron Juliette Greco,
Marlene Dietrich, Frank Sinatra…

¿Pensarías tú, querido belga de otro mundo,
que alguna vez ese tu lamento llegaría
a millones y millones
de seres que aún creen en el amor,
sus penas, tormentos, alegrías,
y lloran sus propias separaciones
y las ajenas, con un dolor igual?

Seguramente no, y menos
ibas a pensar que los cantantes
más diversos, famosos y lejanos,
como la Streissand, Celine Dion,
Michael Jackson o Madonna,
harían suya tu amorosa letanía desesperada.